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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

Nuestra Memoria

Especial para ContrahegemoníaWeb

Introducción

Nos acercamos nuevamente a otro 24 de marzo que en esta ocasión tiene ciertos condimentos especiales: 40 años de democracia, 47 años del golpe genocida, una película reconocida que revive el debate en torno a la teoría de los dos demonios y el intento de desvirtuar la consigna histórica del movimiento de derechos humanos de Memoria, Verdad y Justicia para hacer campaña electoral a favor de Cristina. 

Con casi la mitad de la población argentina bajo índices de pobreza y extrema pobreza, un panorama social acuciante que se agrava mes a mes, poca pero intensa lucha contra el ajuste y la constante depredación del capitalismo son también este 24 de marzo parte del panorama.     

Es fundamentalmente frente a esta realidad que debemos insistir con nuestra memoria y aquello qué debe contener esa memoria desde los oprimidos y para nuestra mirada de clase.

Memoria y genocidio de clase

Desde 1975 que se sustancia la mayor ofensiva del capital sobre los derechos de la clase trabajadora y sus ingresos a través del plan económico conocido como “Rodrigazo”, una ofensiva que busca condicionar y frenar el poder del movimiento obrero organizado y el alza de conflictos populares callejeros, con ello el terrorismo de Estado debe ser visto como un mecanismo para avanzar a pasos agigantados en la ofensiva del capital sobre el trabajo, es por ello que el epicentro del genocidio serán les trabajadores. 

El capitalismo neoliberal desplegado por el terrorismo de Estado buscó implementar un nuevo paradigma en la relación capital-trabajo, aunque con ello es de resaltar que hay que comprender que el capitalismo tiene a modos de ciclos -para su permanencia y valorización- un capitalismo permanente que es el neoliberal, y un capitalismo contingente que es el keynesiano o desarrollista.

Es por ello que el neoliberalismo es fruto del genocidio en la Argentina, lo que no nos debe llevar a sostener la mirada parcializada de extraer al neoliberalismo del capitalismo como modelo civilizatorio, son las clases dominantes quienes requieren de distintas etapas del capital para mantener el orden social, es de esta manera que las distintas etapas de acumulación del capital ya sean de un mal denominado capitalismo “humano” o “salvaje” tiene la finalidad de sostener su opresión de clase. 

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De esta manera es que se vuelve fundamental coligar a la ideación de responsabilidad civil empresaria sosteniendo y clarificando que se trató de un bloque social histórico el que formó parte del Terrorismo de Estado, siendo tanto su instrumento militar, como la cúpula de la iglesia, los empresarios y sectores del capital parte constitutiva de ese bloque. 

El Terrorismo de Estado fue una planificación de las clases dominantes en un momento histórico de la lucha de clases, para imponer transformaciones radicales en la sociedad y subsumir definitivamente a la clase trabajadora al capital.

Es decir, existía un fuerte antagonismo de proyecto social, con los sectores subalternos abogando por un proyecto social revolucionario y las clases dominantes reaccionando a éste, para sostener el capitalismo como modelo social. 

De ahí, de estos sectores y clases sociales en lucha, que el bloque social histórico que ideó el Terrorismo de Estado comprendió que sólo podía salir victorioso e implementar su modelo social mediante un genocidio de clase. 

Derechos humanos y anticapitalismo

Nosotres partimos de una realidad axiomática, el sistema civilizatorio capitalista no puede cumplir con la integralidad de los derechos humanos.  Es desde esta comprensión que proponemos que los derechos humanos son un programa cuya radicalidad democrática esta por fuera del sistema civilizatorio que es y formula el capital. 

Ahora bien, hacia adentro de los derechos humanos existe una hegemonía liberal y burguesa que los usa como parte de los mecanismos de consenso y coerción desplegados desde las clases dominantes, es por ello que en antagonismo existe una mirada contrahegemónica de los derechos humanos que surge y vive en y desde las clases subalternas. 

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En la Argentina la hegemonía en los derechos humanos contiene un fuerte sesgo institucionalista en base a una mirada de época que fetichiza al Estado. Esto produce un aspecto pasado muchas veces por alto y que es el aspecto metodológico para la defensa de los derechos humanos; la perspectiva institucional ejerce una defensa muy parcial de los derechos humanos ya que se despliega desde una corriente oficialista que hace más énfasis en la política partidaria que de derechos humanos. 

 La contrahegemonía en los derechos humanos se despliega desde y para lo instituyente, esto provoca que los aspectos metodológicos de la defensa de los derechos humanos contengan luchas y reclamos en base a la realidad material de las clases subalternas. 

Es de esta manera que nos encontramos con la lucha en la superestructura entre los derechos civiles y políticos y los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, unos respetados por el orden burgués, los otros fuertemente reclamados por las clases subalternas, lo que provoca la lucha por su sentido y razón.

Esta disputa se da también hacia adentro de la doctrina de los derechos humanos es por ello que para sostener una mirada anticapitalista de los derechos humanos debemos explicar brevemente la utilidad del materialismo dialéctico para entender e interpretar los derechos humanos. 

Es la dialéctica la que funda la interpretación anticapitalista de los derechos humanos al permitirnos interpretarlos en su superación en praxis. Las contradicciones del orden burgués se hacen letra y norma en los derechos humanos, el desarrollo capitalista instaura nuevos y renovados derechos humanos que surgen en antagonismo a lo previamente instituido, es así que a la progresividad se le opone la integralidad, a la destrucción del ambiente se le opone pactos y tratados internacionales que buscan cuidar del ambiente, al historicismo europeo la decolonialidad, a la explotación de la fuerza de trabajo, los derechos de la clase trabajadora y así encadenadamente.  

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Esto nos permite observar que los derechos humanos contienen una prognosis clara y fecunda, sólo serán plasmados realmente cuando derrotemos al sistema civilizatorio capitalista.     

 Por un Nunca Más anticapitalista

 Cuando conocimos la barbarie ejecutada por el terrorismo de Estado surgió la idea-fuerza del nunca más, las palabras finales de la fiscalía buscaban agarrarse de nuestra historia para interpelar las discontinuidades democráticas comprendiendo que de los muchos golpes de Estado se llegó hasta al genocidio. 

Pero es así que nunca más significa distintas cosas según la clase social que lo diga y sostenga. Para un sector de las clases dominantes este nunca más es la idea de que el terrorismo de Estado rompe el contrato social democrático burgués, la convivencia democrática se ve atravesada por sectores radicalizados hacia la izquierda y la derecha, lo que provoca  la barbarie. 

Esta ideación historicista alimentó también a la otra facción de las clases dominantes que bajo la proscripción del peronismo y la resistencia enjaula el sentido de la lucha al orden burgués. No se trata de la patria socialista sino de la vuelta de Perón para relanzar el capitalismo argentino.

Es así que hay otro nunca más que sosteniendo la memoria de les 30 mil, nos habla de revolución, revolución contra el capital, porque esa era la construcción real de les 30 mil y la casi totalidad de esa generación, revolución para una sociedad socialista. Por ello nuestro Nunca Más es tan distinto al suyo,  nuestro Nunca Más toma las banderas de nuestro pueblo para sostener un Nunca Más contra la barbarie capitalista. 

Por un Nunca Más anticapitalista

Memoria, Verdad  y  Justicia  

Para todos, todo. 

Damián Ravenna

Presidente

Asamblea Permanente por los Derechos Humanos Zona Norte de la Provincia de Buenos Aires

APDH ZONA NORTE

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