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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

Huelga de guionistas en Hollywood

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Hollywood cree que puede dividir y vencer en la huelga de guionistas, pero eso no va a funcionar

James Schamus

Yo y 12.000 colegas del Sindicato de Guionistas de Norteamérica (Writers Guild of America) nos hemos declarado en huelga esta semana contra los conglomerados que producen y controlan gran parte de los “contenidos” que consume el público mundial. Los programas nocturnos de humor y variedades se han apagado; se ha visto interrumpido un número incalculable de producciones, y están en proceso de cierre; las puertas de los estudios y las oficinas corporativas se ven asediadas por miles de piquetes.

Nuestra última huelga, en 2007, causó más de 3.000 millones de dólares en perjuicios económicos sólo en Los Ángeles. Esta huelga podría ser aún más costosa.

Nosotros no queríamos esta huelga. Está causando ya verdadero sufrimiento a muchos de nuestros miembros sindicales, y a muchos miembros del personal de apoyo y a otros trabajadores cuyo sustento se está viendo inmediatamente afectado. Pero ese sufrimiento no es nada comparado con el daño y la degradación que los conglomerados han proclamado abiertamente que planean infligirnos. Nuestra acción colectiva es lo único que puede detenerlos.

Como miembro de la comisión negociadora del Sindicato, he asistido en primera fila en los dos últimos meses a las tácticas y estrategias de los conglomerados. No han sido sutiles en sus intenciones. Hemos oído a dirigentes del sector (algunos de los cuales anunciaron el mes pasado sueldos anuales de 50 millones de dólares o más) comunicarnos que pueden capear una huelga porque tienen mucha programación internacional producida lejos de la jurisdicción del Sindicato. La globalización de nuestra industria, que en muchos aspectos positivos ha descentralizado el dominio provinciano de Hollywood (piénsese en el éxito de programas como The Squid Game – El juego del calamar) se utiliza ahora como garrote contra los trabajadores, una táctica familiar para los trabajadores industriales y de servicios que han visto cómo se “deslocalizaban” sus puestos de trabajo.

Pero un involuntario efecto secundario de esta globalización -al menos para los conglomerados- ha consistido en un notable aumento de la solidaridad internacional. La Afiliación Internacional de Sindicatos de Guionistas, que nació en 1986 como agrupación informal de sindicatos de países anglófonos, representa ahora a gremios cuyos 50.000 miembros se extienden por todo el mundo, desde la India hasta España y Sudáfrica. Y están enviando un poderoso mensaje a sus miembros…o, mejor dicho, sus miembros están enviando un poderoso mensaje a través de ellos: no escribas en proyectos que cubre el Sindicato, no seas esquirol. 

Junto con la solidaridad sin precedentes que los escritores están recibiendo de sindicatos hermanos aquí en los EE.UU. y Canadá – ya hay muchos sindicatos de camioneros que aparcan sus camiones, les quitan la llave y se niegan a rebasar la raya marcada por los piquetes – ese mensaje está resonando con fuerza. Si los conglomerados pensaban que podían sustituirnos por guionistas más baratos, no sindicados, procedentes de costas lejanas, se lo van a tener que pensar dos veces.

Por supuesto, nuestros jefes sueñan también con substituirnos de otra forma: con “software” de IA generativa. Uno de los momentos más sorprendentes de nuestras negociaciones se produjo cuando los conglomerados se negaron en redondo a ofrecer una contraoferta a nuestras propuestas sobre IA, ofreciendo en su lugar una “reunión anual para debatir los avances tecnológicos”. Creo que ni siquiera un “chatbot” de IA podría haber dado una respuesta más absurda.

El hecho es que la IA está aquí y va a transformar nuestras vidas y nuestro trabajo de formas inimaginables. Al igual que muchos de mis colegas guionistas, me siento a la vez nervioso y emocionado ante la perspectiva de cómo se va a utilizar la IA como herramienta en nuestra forma de narrar, y no pienso en ella como una especie de interruptor binario de encendido/apagado que simplemente va a apagar nuestros trabajos y a substituirnos.

Pero eso hace que la posición de los conglomerados sea aún más artera. Porque, si bien no sabemos cómo funcionará la IA como guionista, ya sabemos cómo pretenden utilizarla nuestros jefes en tanto que gerentes; al fin y al cabo, parte de su trabajo consiste en asegurarse de que el poder del capital pueda utilizar todas las herramientas a su disposición para restar poder a los trabajadores a medida que transforman lo que solían ser puestos de trabajo en interminables y frenéticas peleas por encarguitos.

Para entender el futuro -y con esto me refiero al presente, al futuro inmediato- que los conglomerados están preparando para las personas que imaginan y crean los programas y las películas que ven ustedes, permítanme esbozar la clase de notificaciones automáticas que nuestros jefes, si se salen con la suya, pronto recibirán todas las mañanas. Serán una cosa así:

“Hola. Su guionista, James (4,92 estrellas) está llegando a la sala virtual de guionistas de televisión. Esperará cinco minutos antes de que comience a aplicársele su tarifa diaria, aunque no dude en despedirle sin motivo en cualquier momento”.

“Con su programa WriteOnSightTM (cuya licencia ha pagado él mismo), se dedicará esta mañana a completar diálogos y hacer correcciones en el esquema generado por la IA del estudio para el episodio de la semana que viene de la exitosa serie Sand Point Dad, la nueva comedia de acción protagonizada por Kevin Sorbo, que forma parte del universo televisivo cinematográfico en expansión Real Moms of Liberty. Después de una hora, su mentor ejecutivo virtual WriteOnSightTM le proporcionará, al igual que, por supuesto, a los ejecutivos del estudio a cargo de la serie que van supervisando sus progresos en sus tableros de control, su primera calificación Let’sShootIt!TM, que indicará la probabilidad de que su trabajo sea utilizado por el estudio”.

“Una puntuación superior al 75% le otorgará la primera de sus codiciadas fichas Golden Quill TM, 10 de las cuales le darán una prima del 5% sobre su tarifa diaria, aunque sólo prorrateada entre las horas trabajadas consecutivamente con alta probabilidad, entendiéndose que las fichas Golden Quill TM no pueden transferirse de un episodio a otro”.

Resulta fácil contemplar esto simplemente como una historia de máquinas que se apoderan de la agencia y el control humanos. Pero eso es también algo más que una amago. Porque todas estas nuevas tecnologías, por muy opacas y automatizadas que sean y parezcan, se asientan sobre una montaña de trabajo humano a menudo oculto y no reconocido, un trabajo abrumadoramente inmisericorde y explotador.

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Tomemos, por ejemplo, el ChatGPT. Como toda IA generativa, sólo “sabe” o puede actuar en función de lo que tiene a su disposición digitalmente; a menos que se le adiestre para lo contrario, gran parte de lo que probablemente encuentre en la Red proviene del vasto mar de bilis y odio que nos provoca el “compromiso” algorítmicamente estimulado con distracciones monetizables que inducen a la furia.

¿Quién adiestra al ChatGPT y a otros motores de IA para evitar todo eso? Trabajadores africanos, muchos de los cuales ganan menos de 2 dólares al día. Manejan digitalmente lo peor que la humanidad puede ofrecer “online”, mientras adiestran a nuestros mágicos motores de IA para que lo ignoren. Es un trabajo traumatizante y difícil, además de constituir una batalla acaso perdida. Y es un trabajo -como el que hacen los guionistas cuando co-crean nuevas formas de empatía e imaginación- que sólo los humanos pueden hacer.

Por eso me siento más orgulloso que nunca de mis compañeros del Gremio de Guionistas por arriesgarse a ir a la huelga, pero quizá incluso más emocionado por la creación, esta misma semana, del sindicato más reciente del mundo, el Sindicato Africano de Moderadores de Contenidos, inaugurado en Nairobi por sus 150 miembros fundadores. Los riesgos que corren estos trabajadores al formar su sindicato son extraordinarios, pero también lo es la inspiración que nos aportan.

Nuestra huelga y su lucha están unidas, y esa lucha no es una batalla entre humanos y máquinas, sino una batalla entre la humanidad y el capital. En este asalto, apuesto por la humanidad.

The Guardian, 5 de mayo de 2022

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Historia de las huelgas de guionistas de Hollywood

Scott Wilson

El martes [2 de mayo], los miembros del Sindicato de Guionistas de Norteamérica (Writers Guild of America – WGA) se declararon en huelga después de que el sindicato se viera incapaz de llegar a un acuerdo sobre un nuevo contrato con los grandes estudios.

La huelga de guionistas desencadenó piquetes en Los Ángeles, Nueva York y otras ciudades e interrumpió producciones en el sur de California y en todo el país.

La agitación laboral entre los guionistas de Hollywood no es nada nuevo. La actual huelga de la WGA es la octava desde la década de 1950 y la primera en 15 años.

He aquí un repaso de las huelgas de guionistas anteriores:

1952: El Sindicato de Guionistas -antecesor del Sindicato de Guionistas de Norteamérica- y la Liga de Autores de Norteamérica se declaran en huelga contra los productores de cine y televisión durante 14 semanas. Las dos partes llegan a un acuerdo que define las escalas salariales y los derechos de propiedad de los guiones, y permite a los guionistas de radio y teatro presentar material para televisión.

1960: Los miembros del Sindicato de Guionistas se declaran en huelga durante 153 días y consiguen finalmente el derecho a percibir indemnizaciones residuales por la exhibición de películas de cine en la televisión de libre acceso.

1973: Los guionistas se declaran en huelga durante 112 días y consiguen aumentos salariales y pagos residuales por las películas emitidas en cintas de vídeo y televisión de pago.

1981: Una huelga de 96 días da lugar a un contrato histórico que garantiza por primera vez a los guionistas una parte de los ingresos de los productores provenientes de mercados en rápido crecimiento como la televisión de pago y el vídeo doméstico. La huelga deja sin empleo a muchos trabajadores de la industria del entretenimiento y retrasa el inicio de la temporada televisiva hasta noviembre.

1985: Los guionistas aprueban un nuevo pacto tras dos semanas de huelga, pero el líder del sindicato lo califica de “derrota” en una cuestión clave, el reparto de los ingresos de las cintas de vídeo.

1988: Una disputa sobre los pagos residuales de los programas de televisión emitidos en el extranjero desencadena una huelga de guionistas de 22 semanas, el paro más largo del WGA en la historia de la industria cinematográfica. La huelga obliga a despidos en muchos estudios y causa dificultades económicas a miles de trabajadores del sector. El nuevo contrato incluye nuevas fórmulas para calcular los salarios residuales y los aumentos del salario mínimo.

2007-08: Una huelga de 100 días termina con un nuevo contrato que garantiza a los guionistas una participación en los ingresos generados cuando sus películas, programas de televisión y otras obras creativas se distribuyan en Internet. La huelga lleva a las cadenas y a los estudios a encargar nuevos programas no guionizados y a acelerar el regreso de otros, como “Paradise Hotel”, “Gran Hermano” y “Celebrity Apprentice”, para tapar agujeros de programación en el horario de máxima audiencia. El empleo y los ingresos de los trabajadores de la industria caen bruscamente durante ese periodo, y se calcula que la huelga le cuesta 2.000 millones de dólares a la economía de California.

2023El WGA anuncia una huelga tras fracasar un último esfuerzo por negociar un nuevo contrato. El conflicto, alimentado en gran medida por las tensiones en torno a la remuneración del “streaming”, desencadena piquetes en Los Ángeles, Nueva York y otras ciudades y paraliza las producciones en todo el país. Los programas nocturnos de algunas cadenas, como “Jimmy Kimmel Live!” de ABC y “The Late Show With Stephen Colbert” de CBS, se suspenden y son substituidos por repeticiones.

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Por qué no va a terminar pronto la huelga de guionistas de Hollywood: seis puntos conflictivos

Anousha Sakoui, Meg James

La huelga de guionistas de Hollywood que ha desencadenó protestas en todo el país y ha paralizó varias producciones esta semana podría ser el principio de un enfrentamiento que durase meses.
El Sindicato de Guionistas de Norteamérica (Writers Guild of America – WGA) y las empresas de comunicación abandonaron sus conversaciones varias horas antes de que venciera el plazo del lunes por la noche para alcanzar un nuevo contrato, sorprendiendo a los observadores del sector que esperaban una noche de suspense.

Pero las negociaciones habían fracasado al principio del día, cuando quedó claro que las dos partes estaban muy alejados en cuestiones clave y que ninguna de las partes estaba dispuesta a ceder para cerrar la brecha, según las entrevistas y documentos de la WGA.
A última hora del miércoles no había planes para reanudar las conversaciones. Por el contrario, las posturas parecían endurecerse a medida que los ejecutivos de las empresas empezaban a trabajar en planes de contingencia y los guionistas se manifestaban en piquetes en Los Ángeles y Nueva York.
“No aceptaremos un acuerdo que no aborde (…) los cambios registrados en este negocio que han hecho imposible que los guionistas se ganen la vida”, declaró el martes Chris Keyser, copresidente del comité negociador del WGA, desde un piquete frente a los estudios de la Fox en el oeste de Los Ángeles. “No llegaremos a un acuerdo con ellos hasta que dispongamos de protecciones”.
A última hora del lunes, la WGA publicó un informe detallado en el que se resumían las propuestas sindicales y las contraofertas de los estudios de cine y televisión. En él se documentaba una letanía de desacuerdos sobre las condiciones financieras y la protección de la seguridad laboral que llevaron al fracaso de las negociaciones.
Para subrayar la división, el WGA dijo que buscaba mejoras por valor de 429 millones de dólares anuales, mientras que los estudios ofrecieron aumentos por valor de unos 86 millones de dólares.
De las 21 propuestas de la WGA, la Alianza de Productores de Cine y Televisión (Alliance for Motion Picture and Television Producers – AMPTP) -que representa a los grandes medios de comunicación y a las empresas de “streaming”- sólo había aceptado seis.
“Estamos muy lejos”, dijo Marc Guggenheim, “showrunner” [figura que auna las funciones de productor ejecutivo y guionista jefe”] de “DC’s Legends of Tomorrow”, al leer el documento. “Eso es lo único que salta a la vista”.
La AMPTP declinó hacer comentarios sobre el documento.
La WGA estaba decidida a aumentar la remuneración de los guionistas y a intentar dar marcha atrás para restablecer algunos elementos del antiguo modelo de negocio, antes de que Netflix y otras empresas de “streaming” reescribieran las reglas de la economía del sector. La revolución del “streaming” ha cambiado fundamentalmente la forma en que se contrata a los guionistas y la naturaleza de su trabajo, manifesto Keyser, de pie junto a una multitud de unos 300 guionistas que portaban pancartas.
Por ejemplo, declaró, los guionistas pedían garantías de que se les pagaría lo mismo por una película desarrollada para un servicio de “streaming” que por una cinta destinada a la gran pantalla. Pero las empresas respondieron con una oferta menor.
“A medida que iban pasando estos últimos días, teníamos la sensación de que cada vez era menos probable llegar [a un acuerdo]”, dijo Keyser. “Las empresas se mostraban cada vez más intransigentes a la hora de negociar con nosotros algunas de las cuestiones centrales.
“Quieren convertirnos en autónomos. Quieren que nos resulte imposible ganarnos la vida año tras año”.
Los guionistas harán huelga “el tiempo que haga falta para llegar a un acuerdo justo”, declaró el martes la negociadora jefe del WGA, Ellen Stutzman, cerca de un piquete ubicado frente a la sede de Netflix en Hollywood. “Los guionistas quieren permanecer aquí fuera hasta que las empresas quieran ayudarles a salvar su profesión”.
La duración de la huelga es algo que vigilan de cerca Wall Street y los políticos, así como otros trabajadores de la industria del entretenimiento, que temen que pueda suponer daños colaterales en un paro laboral prolongado. La última huelga en 2007 y 2008 tuvo una duración de 100 días.
Días antes de la fecha límite del contrato del 1 de mayo, parecía que las dos partes hacían progresos, pero las negociaciones se estancaron.
“Más o menos el jueves pasado, dejaron de hacer ofertas significativas”, declare Adam Conover, miembro del comité negociador de WGA, junto al piquete delante de Netflix. “Nos lo pusieron fácil”.
Los programas nocturnos de las cadenas, incluidos “Jimmy Kimmel Live!” de ABC y “The Late Show With Stephen Colbert” de CBS, se suspendieron el martes, y se substituyeron por reemisiones.
Ejecutivos de las cadenas y analistas declararon que una huelga de al menos dos meses retrasaría substancialmente el inicio de la temporada de otoño, que suele comenzar a finales de septiembre. Se ha ordenado a los guionistas que no trabajen en ningún proyecto, ni siquiera editando trabajos anteriores.
A pesar de la interrupción, no está claro hasta qué punto los estudios están dispuestos a reanudar pronto las negociaciones, ya que se enfrentan a las propias presiones de sus inversores por mejorar los beneficios en una economía en desaceleración.
Es más, la mayoría de los estudios y empresas de “streaming” se han ido preparando durante meses para una huelga y tienen programas terminados listos para rodar.
La AMPTP dijo que había propuesto un paquete de “generosos aumentos” en la remuneración de los guionistas, pero la brecha era demasiado grande en otros terrenos como para continuar las negociaciones. Citó diferencias sobre “personal necesario obligatorio” y “duración del empleo”.
Los responsables del WGA han rebatido estas afirmaciones.
“Es realmente falso afirmar que eso fuera parte importante de esta negociación, porque francamente, ni siquiera discutieron nuestras propuestas sobre la televisión por episodios”, declaró Meredith Stiehm, presidenta de WGA West, en una entrevista el lunes por la noche.

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Veamos los seis puntos más conflictivos:
Salas de guionistas. El WGA quería preservar un sistema que existía antes de que las empresas de “streaming” reescribieran el guión.
Hace una década, un guionista presentaba un proyecto y una cadena encargaba un episodio piloto. Si los ejecutivos de televisión encargaban la serie, se abría una “sala de guionistas” (grupos de guionistas que trabajan juntos para desarrollar argumentos y escribir episodios de televisión).
Tradicionalmente, una docena de guionistas se reunían durante 10 meses para escribir 22 episodios de una serie, como “The Big Bang Theory” de la CBS o “Ley y orden” de la NBC: SVU” DE LA NBC.
Pero, en los últimos años, han surgido las llamadas “miniseries”, popularizadas por las empresas de “streaming” que necesitan menos guionistas, dado que tienen temporadas más cortas, de ocho a 10 episodios.
Esto significa que se contrata a menos guionistas, que trabajan durante periodos más cortos, según afirma el sindicato. También se les despide antes, por lo que ya no ayudan a producir la serie, perdiendo una experiencia inestimable que les permitiría ascender en el escalafón.
Para solucionar este problema, la WGA había exigido que las salas de guionistas tuvieran entre seis y doce guionistas, dependiendo de la duración de la serie, y que los guionistas estuvieran contratados durante al menos diez semanas consecutivas. Y, para auellos programas que se convirtieran en series, debía contratarse al menos un guionista durante la postproducción.
Los estudios se han opuesto a todo esto.
“En algún momento, hay que dejar que los directivos gestionen sus producciones”, declare un alto ejecutivo de una cadena no autorizado a hacer comentarios.
Después de que los guionistas se quejaran de que tenían menos oportunidades de adquirir experiencia, los productores sugirieron algo similar a un programa de formación en el plató cono el que ya existe en el Sindicato de Directores de Norteamérica, y el guionista habría recibido un estipendio, según una persona al corriente de las conversaciones.
La idea fue considerada un imposible por parte del WGA, que la tomó como una sugerencia de prácticas no remuneradas para un guionista profesional.

Salario mínimo. El WGA proponía aumentos del 6%, 5% y 5% en los mínimos y las bases residuales durante los años sucesivos del contrato trienal propuesto.
En cambio, la AMPTP ofreció un 4%, 3% y 2%, según el WGA. La alianza propuso aumentos únicos de la mayoría de las bases residuales -sobre las que se calculan los royalties de las reposiciones de programas- del 2% o el 2,5%, según el WGA.
El salario mínimo supone un gran problema para los guionistas. La mitad de todos los guionistas de series de televisión cobraban la tarifa mínima básica según el contrato actual del sindicato, frente a un 33% en 2013-14, según un informe reciente de la WGA. Los guionistas de plantilla, el rango más bajo de guionistas, ganan 4.154 dólares a la semana si se les garantizan más de 40 semanas.

Remanentes de “streaming”. Los guionistas argumentan que los ingresos remanentes de los proyectos de “streaming” están muy por debajo de los derechos que obtendrían de las reposiciones de sus programas en las cadenas de televisión.
Otro problema es que las empresas de “streaming” han ocultado los datos de audiencia, por lo que productores y guionistas desconocen en buena  medida su éxito.
El WGA propuso la introducción de unos derechos remanentes basados en la audiencia, además de los que se basan en un canon fijo. Esto garantizaría que los guionistas de los programas de “streaming” más populares recibieran una mayor compensación.
La AMPTP ha rechazado la propuesta.

Inteligencia artificial. A los guionistas les preocupa que se utilice la inteligencia artificial para acabar substituyéndoles. El WGA ha pedido que se limite el uso de la inteligencia artificial en proyectos de cine y televisión, de modo que no pueda utilizarse para escribir guiones o material original. Y que los guiones creados por guionistas de la WGA tampoco puedan utilizarse para desarrollar programas de IA.
En su lugar, los estudios ofrecieron una “reunión anual para discutir los avances en la tecnología”, afirmó el WGA.
“Lo cual no es una propuesta, es un insulto, es menos que nada”, manifestó Conover.

Guiones de largometrajes. Escribir para el cine puede parecer algo glamuroso, pero no lo es en la era del “streaming”, según sostiene el sindicato.
Algunos guionistas argumentan que las empresas de “streaming” ya no pagan por las dos fases de trabajo garantizadas que los guionistas recibían tradicionalmente cuando firmaban un contrato.
Los estudios han ofrecido aumentar parte de la remuneración de los guionistas, pero han rechazado las propuestas de la WGA de garantizar dos etapas o introducir un pago semanal.
Las partes también se han enfrentado por la propuesta de la WGA de que los guionistas que trabajen en largometrajes de “streaming” (con un presupuesto de 12 millones de dólares o más) reciban la misma remuneración que los que escriben para películas estrenadas en cines.

Guionistas de comedia/variedades. Los intérpretes de variedades de comedia que crean programas de televisión para “streaming”, como el programa de Amber Ruffin en Peacock de NBCUniversal, no reciben las mismas tarifas salariales mínimas ni las mismas garantías laborales que los que trabajan para programas emitidos en cadenas como “Late Night With Seth Meyers”, de la NBC.
El WGA quería establecer unos mínimos para los guionistas de este tipo de programas en “streaming”. En su lugar, los estudios propusieron una tarifa diaria, que el sindicato rechazó.
“Cada vez nos tratan más como a autónomos, y no había forma de que pudiéramos hacer algo así”, dijo Keyser.
Los Angeles Times, 3 de mayo de 2023

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James Schamus 

James Schamus. Prestigioso director, guionista y productor de éxito (“The Wedding Banquet”, “Crouching Tiger, Hidden Dragon”, “Brokeback Mountain”, “The Ice Storm”, “Sense and Sensibility”, “She´s the One”, “Hulk”, “Suffragette”, etc.), galardonado en cuatro ocasiones con el premio Oscar, es asimismo profesor de cine de la Universidad de Columbia, además de exdirector general de Focus Features, productora de la que fue cofundador.

Scott Wilson. Veterano actor de cine y de televisión

Anousha Sakoui. Veterana periodista redactora de la sección de entretenimiento del diario “Los Angeles Times” desde 2019, cubre informaciones sobre Hollywood, y problemas laborales y litigios en el sector. Ha trabajado para medios como “Financial Times”, “Wall Street Journal”, “Dow Jones Newswires”, “Bloomberg News” y “Businessweek Magazine”.

Meg James. Licenciada por la Universidad de Colorado y la Universidad de Columbia, es redactora jefe de la sección de entretenimiento de “Los Ángeles Times”. Fue reportera principal del diario en la cobertura del mortal tiroteo de “Rust” en un plató de cine de Nuevo México en 2021, trabajo reconocido por la junta del Premio Pulitzer como finalista en noticias de última hora. Especializada en la cobertura de televisión, medios corporativos y proyectos de investigación, trabajó anteriormente para medios como el “Miami Herald” y el “Palm Beach Post”.

Traducción: Lucas Antón

Fuente: sinpermiso.info

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