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Venezuela. Tras default de empresa, campesinos toman producción en modelo comunal

Comuna recuperó bodega y procesa 10 toneladas de caña de azúcar por día; Deuda de empresa con campesinos supera los US$ 260.000

Ubicado en el interior de Venezuela, a 500 km de la capital Caracas, el pequeño pueblo de Cumanacoa es apodado el “dulce corazón del Oriente”, en honor a su intensa producción de caña de azúcar. Hace dos años, sin embargo, los trabajadores locales sufrieron una de las peores crisis de su historia tras el cierre del Ingenio Sucre.

Responsable de procesar la mayor parte de la producción del estado, la empresa se declaró en quiebra en 2021, cerró sus puertas y dejó una deuda de miles de dólares con productores de la región.

La salida que encontraron los trabajadores rurales fue la organización comunal, el trabajo autónomo y el compromiso político. A Brasil de Fato , Vanessa Pérez, vocera de la Comuna 5 Fortalezas, explica que el objetivo era revivir el espíritu de los productores y enfrentar las pérdidas.

“Empezamos a juntarnos y a pensar cómo podíamos hacer para garantizar la producción y procesar nosotros mismos nuestra materia prima, ya que somos los que aramos la tierra, los que sembramos, los que la cuidamos, entonces nosotros mismos queremos transformar nuestra materia prima para que un intermediario ya no dañe nuestras vidas”, dice.

Formada por cinco consejos comunales con alrededor de 470 familias, la Comuna 5 Fortalezas se colocó al frente de las acciones para enfrentar la crisis y, además de organizar protestas contra el default de la empresa, decidió tomar las riendas del proceso productivo. Los comuneros recuperaron una antigua bodega ubicada en una finca abandonada en el territorio de la comuna, la pusieron en funcionamiento y comenzaron a triturar la caña de los productores locales

Así nació el Bloco Produtivo Esperança, una empresa de propiedad social administrada por los trabajadores de la comuna. A pesar de las estructuras improvisadas y el bajo presupuesto para invertir en máquinas, el esfuerzo colectivo ya comienza a dar sus frutos: actualmente la bodega atiende no solo a los productores de la comuna, sino también a las comunidades vecinas.

Carlos de Andrade es uno de los productores beneficiados con la iniciativa. Nacido y criado en el pueblo montañoso de San Juan Bautista, el campesino pasó 45 de sus 54 años trabajando en la plantación de caña de azúcar. Ao Brasil de Fato , explica que la falla de la Central puso a varias comunidades en situación de vulnerabilidad, pero que la iniciativa comunal fue una salida para seguir produciendo.

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“Lo poco que nos quedó lo logramos recuperar gracias a la conexión que tenemos con la Comuna 5 de Fortalezas. Así logramos solucionar algunos temas de nuestra economía, de nuestras casas, de nuestra alimentación. Ya tengo mis nietos y todos sufren esta consecuencia , ¿sabes? Por eso estamos en esta lucha constante”, dice.

Actualmente, el depósito comunal procesa 10 toneladas de caña de azúcar por día y produce alrededor de una tonelada de melaza, un subproducto destinado principalmente a la fabricación de alimentos para ganado. A pesar de estar todavía lejos de la capacidad de procesamiento de la Central durante su período activo, de 2,5 mil toneladas por día, el depósito comunal logró traer algunos ingresos a los trabajadores locales.

El proyecto, sin embargo, no debe quedar ahí. La idea de los comuneros es adquirir suficiente experiencia y capital para invertir en centrifugadoras e insumos necesarios para fabricar azúcar, el producto más rentable derivado de la caña de azúcar. Argumentan también que el almacén, sobre todo, es una escuela de formación para que puedan acumular experiencia y, en el futuro, reactivar la Central Azucarera, esta vez bajo el mando de la propia comuna.

“Este almacén nos va a garantizar una escuela. Aquí nos graduaremos en administración, en organización, adquiriremos conocimientos en este sector. Tenemos que garantizarle al municipio y a las entidades gubernamentales que las comunas y las personas organizadas puedan manejar una empresa de esta categoría, porque nosotros somos los que producimos, los que cosechamos y vamos a garantizar que también sabemos transformar y gestionar nuestra producción”, dice Vanessa.

Alianza con el sector privado precedió al fracaso de la Central

La historia de la Planta Azucarera Sucre sigue los avatares de la economía venezolana. Durante el gobierno del expresidente Hugo Chávez , en 2005, la empresa fue renacionalizada luego de pasar años bajo control privado. Se registraron aumentos consecutivos en la producción hasta 2014, cuando el país entró en recesión.

Ante las dificultades económicas, el Ejecutivo venezolano decidió entregar el control de la Central a Corposucre, empresa propiedad del gobierno del estado Sucre. En 2020, el entonces gobernador Edwin Rojas (PSUV) anunció un acuerdo con la empresa privada Tecnoagro, catalogado por él como una “alianza estratégica” para administrar en conjunto la planta.

“Nos pidieron una producción muy superior a la habitual, de 21.000 toneladas para la zafra 2021, además de exigir caña limpia, que nos dio mucho más trabajo, pero aun así cumplimos las metas”, dice Vanessa Pérez.

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El valor prometido por la Central cuando estaba controlado por el convenio entre Corposucre y Tecnoagro fue cerca de un 25% superior al ofrecido por la cosecha del año anterior. Las utilidades se dividirían por la mitad y el pago se haría en dos partes: 20% durante el proceso de molienda de la caña de azúcar y el resto dos meses después de finalizada la zafra.

“Esos son el 80% que faltan”, argumenta Pérez. Según cálculos de la comuna, la deuda con los más de 270 productores que participaron en la zafra 2021 sería de US$260.000.

“Por ejemplo, las zafras del 2019 y 2020 fueron buenas y teníamos una gran relación con Central, cuando aún era administrada por el gobierno nacional representado por la Corporación Azucarera de Venezuela, la CVA. Pero en abril de 2021 denunciaron que la producción no estaba lo que se esperaba y que tendrían que declararse en quiebra, teniendo en cuenta que vimos la cantidad de azúcar que se producía allí”, dice Vanessa.

El productor Carlos Andrade también critica la sociedad formada entre Corposucre y Tecnoagro y dice que los resultados del convenio fueron “muy duros para la comunidad”. “En esta lucha estamos subsistiendo, reclamando nuestro derecho a recibir nuestros pagos después de este golpe que nos dieron aquí en el Ingenio, con ese agente privado que trajeron y que nos mató económicamente”, dice.

Tras el anuncio de la quiebra de la Central, en mayo de 2021, una delegación de la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional de Venezuela, presidida por el diputado Erick Mago (PSUV-Sucre), visitó la empresa para “esclarecer los problemas que existen entre los azucareros”. caña en la región y la alianza comercial entre la empresa Tecnoagro y el gobierno del estado Sucre”, informó el Parlamento en una nota.

Desde entonces, los trabajadores rurales de Cumanacoa, organizados en consejos comunales y en la Asociación de Cañeros de Sucre, ya organizaron varias protestas, tanto en el estado como en la capital Caracas, además de apelar al Ministerio Público. La deuda, sin embargo, sigue pendiente y la Central está desactivada.

“Es la caña de azúcar lo que mueve a este municipio. Aquí, en Cumanacoa, no hay otra industria, ni ninguna otra fuente de empleo. La caña de azúcar es lo que da vida a la economía, es lo que mueve al panadero, al mecánico, al camionero, oficinas, mercados, todo, por eso, hoy en día, la ciudad está muy afectada, porque en dos años no hemos tenido ninguna respuesta sobre este caso”, dice Vanessa Pérez.

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En marzo de este año, el actual gobernador de Sucre, Gilberto Pinto (PSUV), visitó el Ingenio Azucarero acompañado de representantes de la Asociación de Agricultores de Caña de Azúcar y de la Superintendencia Nacional de Gestión Agroalimentaria (Sunagro), organismo encargado de fiscalizar, entre otras cosas, plantas productivas rurales del país.

En una nota, Sunagro indicó que la visita se realizó “con el propósito de avanzar en la reactivación” de la Planta Azucarera y que los responsables del organismo escucharon las demandas de los trabajadores locales. “Realizamos una asamblea con cañeros y hacendados, en la cual Sunagro escuchó pedidos e inquietudes, enfatizando que trabajará para buscar soluciones en beneficio de la comunidad, de la mano del pueblo y la clase trabajadora”, dijo.

Brasil de Fato intentó contactar a Tecnoagro, pero no pudo hablar con ningún representante de la empresa. El informe también envió preguntas al gobierno del estado de Sucre, las cuales no habían sido respondidas hasta el momento de escribir este artículo.

Siembra para enfrentar la crisis

No fue solo en la recuperación de la producción de caña de azúcar que la Comuna 5 Fortalezas jugó un papel protagónico. La crisis que afectó a cientos de productores perjudicados por el cierre de la Planta Azucarera colocó a muchas familias en una situación de vulnerabilidad social.

Por eso la comuna, junto con otros movimientos de lucha en el campo, se esforzó por incentivar la producción de hortalizas, legumbres, tubérculos y hasta pequeñas piscifactorías en propiedades obreras.

Los comuneros aún mantienen vínculos con un proyecto municipal llamado Casas de Comida, manejado en su mayoría por mujeres, que atiende a la población más vulnerable de la región ofreciéndoles comidas diarias.

“Tenemos mucha siembra de maíz, yuca, camote, calabaza, o sea sobrevivimos de estas siembras. Los pescados, no teníamos con qué freírlos, entonces los cocinábamos en agua con caldo, o sea, los buscamos muchas alternativas y resistimos. Lo logramos, porque hoy estamos aquí parados”, dice Vanessa.

Montaje: Nicolau Soares

Fuente: Resumen Latinoamericano

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