Declaración de la CTA Bahía Blanca
Cuando los y las de abajo venimos perdiendo por goleada buena parte de nuestro pueblo ve en las elecciones una posibilidad de cambiar lo que está mal y castigar a quienes se identifica como responsables.
Si Milei, el depositario de ese voto castigo promete sin tapujos un programa de privatizaciones, ataque a los derechos laborales y sociales y arancelamientos en la salud y la educación, develar sus contenidos y manifestar nuestro rechazo es el primer paso para resistir colectivamente esta avanzada alimentada por sectores del poder económico y mediático.
También decir que si hemos llegado a este punto es porque los partidos y coaliciones que han gobernado hasta acá se han turnado para agravar nuestros padecimientos como pueblo. Si buscamos explicar el origen de tanta apatía y confusión, lo encontraremos en estas políticas que promueven y premian el conformismo y la resignación.
Elecciones y devaluación
Con el resultado puesto el lunes ya pudimos verificar para qué lado sigue inclinada la cancha.
El gobierno y su ministro candidato votaron ese día honrar el compromiso con el FMI y devaluar un 20% la moneda. Todo para obtener un crédito que se utilizará para seguir pagando la deuda fraudulenta e ilegítima al mismo Fondo.
Por su parte las grandes empresas votaron remarcando todos los precios y de ahí para abajo dale que va.
Con ese voto perforaron otra vez los salarios, las jubilaciones y los planes sociales que ya venían agujereadas por el ajuste económico.
El candidato que concitó buena parte del voto rechazo se apuró a tranquilizar a los acreedores. Dijo que pueden estar tranquilos porque si gana “llevará adelante un ajuste fiscal más importante que el exigido por el Fondo”
La otra candidata dice cosas parecidas y pone más énfasis en el orden y la mano dura.
No está mal recordar a Santiago Maldonado, la represión en Salta y Jujuy o el asesinato de un militante popular frente al Obelisco para verificar contra quiénes apuntaron. También la represión de Berni en Guernica claro está.
Como ya votamos pero ahora vienen otras elecciones, el poder económico anda algo confuso. No en los objetivos sino en quienes confiarán para llevar adelante el programa del poder económico.
Por ejemplo con mayor o menor profundidad en sus propuestas, Javier Milei, Patricia Bullrich, Sergio Massa y Juan Schiaretti sostienen la necesidad de implementar una reforma laboral que comprenda pérdida de derechos.
Quienes gobiernan y candidaturas opositoras compiten también por los grados de sumisión ante el FMI y todos ven como una panacea para nuestros males el avance extractivista por el litio, el gas, el petróleo y el agronegocio con olímpico desprecio por el impacto ambiental y sobre las vidas humanas.
La realidad social y nuestras tareas
Las promesas de campaña no pueden tapar ni por un instante una realidad que nos agobia.
El trabajo juvenil cada vez más precarizado, los salarios, las jubilaciones y los planes sociales perdiendo cada día frente una inflación desbocada, el precio de alquileres por las nubes, el acceso a la tierra negado para las mayorías.
Mientras galopa la caravana de los devaluadores y remarcadores, la dirigencia de la CGT y las CTA sigue en la calesita de la ”suma fija o las paritarias”. En definitiva coinciden en atarse las manos para no perjudicar al candidato Massa que no declama el ajuste, lo practica.
Por su parte Milei pone la mira en su propuesta dolarizadora y en privatizar lo poco que queda en manos del Estado.
Las devaluaciones sucesivas contribuyen también a hacer más atractiva la ilusión de quienes se encandilan con “ganar en dólares”.
Para no ir como vacas al matadero vemos como tarea de la hora construir desde abajo las herramientas necesarias para resistir la ofensiva de los ajustadores y el FMI.
La primera condición es tener las manos libres. No depender de ningún gobierno,de ninguna patronal ni de ninguna burocracia.
Nos parece imprescindible no caer en las trampas para dividirnos. Los derechos, los salarios, las jubilaciones así como la salud y la educación públicas los defendemos en tanto clase trabajadora con intereses comunes.
Educación y salud no pueden defenderlas quienes hoy reducen sus presupuestos, mucho menos los que proyectan mercantilizarla, por la vía de los vouchers y los aranceles.
En nuestro pueblo sigue habiendo rabia de la buena ante tanta injusticia y también voluntad de cambiar lo que deba ser cambiado.
Vemos necesario enfrentar hoy y en todos los terrenos posibles a la derecha y a la ultraderecha, a sus ideas y a quienes concilian con ellas.
No hacer nada, no solamente favorecerá las candidaturas de Milei o Bullrich sino que potenciará a quienes envalentonados por los votos están dispuestos a escalar aún más en su objetivo de barrer con toda la historia de las conquistas populares.
Es el momento de debatir y decidir en asambleas de base programas y objetivos que defiendan integralmente nuestros intereses como clase trabajadora.
También de construir y definir acciones de lucha y de movilización para alcanzarlos.
Son objetivos inmediatos un aumento de emergencia en jubilaciones,pensiones y partidas para planes sociales, comedores, AUH, planes Progresar y otros.
Luchar por la reapertura de paritarias y un salario mínimo, vital y móvil igual al costo de la canasta familiar e indexación automática de salarios.
Exigir más plata para salud, educación vivienda y obras públicas. No para el pago de la deuda ilegítima y fraudulenta.
Fuera el FMI y los ajustadores