Sin duda la educación pública exige cambios profundos y serios debates acerca de su rumbo.
Ahora… ¿cuáles serían los cambios estructurales necesarios?¿podemos pensar que la educación pública funcionaría mejor con un voucher o cupón educativo, como plantea algún economista en campaña electoral presidencial y con eso solucionar sus evidentes y a la vez complejos problemas? ¿Podría funcionar con una especie de tarjeta como la “sube” que en algunos lugares subsidia el transporte de lxs estudiantes para que puedan llegar a la escuela pagando muy poco, originalmente conocido como el boleto estudiantil?
Es necesario remarcar que a todos los problemas que ya teníamos se suma hoy un cambio de subjetividad en pos de un individualismo radical, que vuelve a traer al debate políticas ya comprobadamente fracasadas en nuestra región. Es por eso que no me parece menor traer la histórica lucha de las y los estudiantes por el boleto estudiantil, a días de su conmemoración. Porque es la evidencia de la diferencia entre las luchas colectivas que perduran para el conjunto, más allá del soporte, frente a los espejitos del libremercado.
Unos pocos
Podríamos intentar analizar los muy pocos ejemplos de voucher o cupón educativo que en el mundo se aplicaron, ya que han habido cuatro o cinco casos. El más cercano es Chile. El más lejano quizás sea Nueva Zelanda que parte de una estructura educativa muy distinta o Suecia que parte de una estructura social muy diferente. De todos modos, en este caso no mejoró la educación a partir de que se aplicó este sistema. Inclusive con la llegada de inmigrantes muestra la incapacidad del sistema para dar cuenta de una educación que integre. Por cercanía y experiencia más conocida y desarrollada, revisemos los cambios estructurales que se produjo en la educación chilena desde su implementación.
El voucher en Chile
Se empezó a aplicar durante el gobierno de Pinochet, uno de los dictadores más brutales de nuestro continente, en la década del 80. ¿Se puede hablar de libertad y pensar que la misma estaba presente en las políticas concebidas por un dictador de esa calaña? No, claro que no. Si algo no había en el gobierno de Pinochet era justamente libertad. Así que lo de la “libre elección de escuela”, principio que levantan quienes sostienen este modelo, en un país con terrorismo de Estado, con persecuciones y desaparecidos, suena profundamente cínico. El sistema voucher en Chile se aplica desde la política económica de libremercado que llevó adelante la dictadura incluyendo privatizar la educación. Este fue el asesoramiento de Milton Friedman al propio Pinochet, dentro de una serie de medidas de “shock” para resolver la inflación y desarmar todo tipo de politización que era preocupación del dictador. (1)
Paréntesis
Los políticos en campaña no suelen proponer privatizar la educación pública (que es lo que permite el voucher educativo). En un país con 60 por ciento de la niñez en la pobreza y el desamparo, esto sería inmoral. Entonces qué plantea por estos días el candidato ultraliberal admirador de Friedman: “subsidiamos la demanda y no la oferta y la libre competitividad hará que cierren las malas escuelas”. Esta operación del lenguaje no es para dejarla pasar, porque los términos no son ingenuos.
Repasemos antes de seguir dos cuestiones básicas. La educación pública estatal en Argentina es un derecho humano y social. No es un bien de mercado, no puede estar afectado al lucro, ni regirse por el mercado. Esto está establecido en la Constitución Nacional, la Ley de educación nacional, las constituciones provinciales, las leyes de educación provinciales, la Ley de protección a la niñez y la juventud, los tratados internacionales a los que adherimos como Nación y tienen rango constitucional.
Así que no es menor lo que el candidato plantea, que es básicamente llevarse puesto toda la legislación, insuficiente, pero que protege en parte un derecho básico de la niñez y la adolescencia. Es estrellar un consenso muy básico. De modo que no vamos a aceptar hablar ni de “oferta” ni de “demanda” ni de “competitividad” porque no se trata de una empresa comercial. Esto no quiere decir que no haya políticas privatizadoras encubiertas que permean el sistema, de las que luego vamos a hablar. Sólo se trata de que si el partido es de fútbol, no podemos pensarlo con las reglas del rugby. En las empresas la finalidad es el lucro, en la educación no. Después de las nefastas experiencias del “neoliberalismo” debemos expresarlo con total claridad.
Por otro lado, el ministerio de Educación de la Nación no tiene a su cargo los jardines de primera infancia, ni las escuelas primarias, ni secundarias, ni los institutos terciarios de formación inclusive universidades también provinciales. Las universidades nacionales que se encuentran a lo largo del país son organismos autónomos. Por lo tanto, la mayor parte del complejo sistema educativo nacional no está bajo la órbita del poder ejecutivo nacional en cuanto a su financiamiento y decisiones, sino en carácter de los compromisos fiscales y lo acordado con los estados provinciales y CABA en el Consejo Nacional de Educación.
La educación depende de las provincias, así que un presidente no podría arrogarse realizar esta modificación de transformar la educación en sistema voucher. De nuevo, lo sabe y nos lleva a jugar un partido que no es el que puede jugar si le toca la carambola. Pero probablemente le interesa desandar los pactos fiscales con las provincias, por su interés por la eliminación de impuestos y esto lleva directo a preguntarnos por el rumbo del financiamiento de la educación, entre otros aspectos sociales sensibles, en el hipotético caso que saliera electo.
La segunda cuestión. Durante la última dictadura cívico militar en la Argentina, el ministro de economía Martínez de Hoz, defensor del libremercado, llevó adelante la descentralización y pase a provincias de las escuelas primarias nacionales, así como el arancelamiento de la universidad pública.
En el gobierno de Menem y en economía Cavallo también defensores del libremercado, produjeron la Reforma Educativa del año 1993, llevando a un desastre sin precedente a la educación, del cual aún no se ha podido recuperar. Además de endeudar al país con créditos externos para llevarla a cabo.
También un economista liberal del gobierno de la Alianza, López Murphy, quiso arancelar de nuevo como en la dictadura la universidad pública y generó un rechazo social absoluto. Muchas de estas políticas eran generadas por exigencias del Fondo Monetario Internacional y otro sin fin de organismos internacionales como la OCDE, que ya ni siquiera pueden insistir en esas prácticas por las consecuencias que tuvieron… en todo caso se han vuelto más sutiles.
Los puntos mencionados son mojones que definitivamente no se pueden olvidar. Hay mucha experiencia colectiva reciente y también bibliografía al respecto.
Bueno si…pero ¿qué es el voucher educativo?
Es una política económica que consiste en que el Estado no sostiene al conjunto de las escuelas públicas estatales como tales, con el presupuesto que necesiten, sino que cada escuela depende de la matriculación o cantidad de estudiantes que tenga para conformar su presupuesto y ejecutarlo, porque se subsidia al estudiante. Y va dirigido tanto hacia la posibilidad de utilizarlo en escuelas públicas como algunas privadas.
En el caso de Chile, el Estado transfiere un monto por cada estudiante a la escuela en la cual se inscriba ya sea pública o privada que haya aceptado este sistema, además ésta podría estar habilitada o no a cobrar aparte una cuota o copago.
Por lo tanto, según la cantidad de alumnos que tenga la escuela, sería la cantidad de dinero que recibe la misma para pagar los sueldos, la infraestructura, los insumos, etc. Cada año, y cada mes, o cada tres meses en el caso chileno al inicio (2) la escuela dependerá de la matrícula actualizada para saber con cuánto dinero cuenta para sostenerse, cuánto le van a girar concretamente.
Pero cómo… no lo recibe cada estudiante?
En el caso de Chile recibe el subsidio cada escuela por cada alumno que tenga otorgado el “beneficio”. La teoría original es tan vetusta que habla de cupones. Vamos a actualizarla un poco, imaginemos una tarjeta que se llame “escolarcard” y que con eso se registrara cada mes la asistencia de ese alumno a esa escuela y se transfiere un dinero, por ese estudiante, a la escuela. Si baja la matrícula, si cambia de escuela, el dinero pasa para la otra escuela. Como sea el soporte que se aplique en su implementación, lo central es que se deja de sostener al conjunto de las escuelas, para pagar por alumno, tanto si va a un establecimiento del estado o a una escuela privada, por supuesto la privada puede estar habilitada a cobrar una cuota extra o copago como ya mencionamos. El caso más extremo sería el de famialirización o homeshooling, en el que la familia se hace cargo de la enseñanza sin asistir a ninguna institución.
Lo que para una es un alivio, para la otra es un golpe mortal. Claramente la favorecida es la escuela privada que pasa a ser sostenida por el Estado en la medida que acepte a lxs estudiantes. Porque claro, en una escuela privada se puede dar que prime elegir a sus alumnxs, inclusive por procedencia barrial, clase, discriminación racial, rendimiento escolar, etc. De hecho, como el mismo Friedman explica su preocupación era cómo desarmar la educación pública estatal que consideraba un monopolio y para eso ve que es necesario impulsar los subsidios del Estado a la educación privada para que pueda competir con la escuela pública estatal, para que pueda promocionarse y atraer inclusive sus mejores “elementos”. Vaya concepto de “vecindad” (Friedman, La gobernanza de la Educación)
Su interés era disminuir el Estado, así como romper la organización sindical de los trabajadores que tanto le molestaba.
Volviendo a casa
Bueno, ahora imaginemos en un país como Argentina, muy extenso, con geografías muy variadas, la actualización de ese monto por estudiante en una economía de las características que ya sabemos, que además sería discrecional del Estado… ¿cuánto sería lo que destinaría por cada uno de los estudiantes?
Visualicemos cómo es nuestro país, las miles de escuelas rurales, del Delta, de pequeños pueblos con pocos habitantes. De hecho, no por nada aquí se vota en las escuelas, que están presentes en cada rincón del país aunque seguramente faltan más. Entonces, ¿cuánto alcanzaría a cubrir esa pequeña escuela con los vouchers que se junten? ¿Podrían mantenerlas abiertas con pocos estudiantes, es decir muy pocos vouchers? Inclusive las escuelas de las barriadas, donde la docencia ya lleva fotocopias, lápices, cuadernos y materiales propios para dar clases. Y las cooperadoras escolares son tan pobres como la propia comunidad educativa, ¿alcanzaría con los vouchers para mantenerla abierta? No, claro que no. Por supuesto, tendrían que cerrar sin duda. Inclusive las escuelas de mayor estructura, o mejor equipamiento, aún si tuviera excelente nivel y fueran muy elegidas, pueden ser las primeras afectadas al no garantizarse su subsistencia como escuela en la totalidad de sus gastos, sino depender de cuántos se anotan para saber cuántos cursos abrir, cuántos profesores contratar, etc. Vamos viendo además el correlato con la estabilidad laboral.
¿Y entonces?
Entonces aparecen otros artilugios para resolver semejante delirio: mayor descentralización a través de subsidios directos a esa escuela, la municipalización, la fusión de escuelas o el cierre sin salvataje en algunos casos. En el caso de Chile se dieron en conjunto con el sistema voucher, subsidios directos y la municipalización, otra es la variante de escuela chárter, que aquí se aplicó en San Luis, una mala experiencia piloto que llevó adelante la ministra de Menem, Susana Decibe.
Las leyes educativas que tenía Chile con el gobierno de Allende fueron dadas de baja de un plumazo o un escopetazo en este caso. Los municipios fueron obligados a hacerse cargo de escuelas públicas. El resultado actual además de dirigir una batería de subsidios extras y “donaciones” de empresas a las que se le reditúa con una descarga impositiva, es de altos niveles de segmentación, desigualdad, baja calidad educativa en esas escuelas. (2) También han sido afectados los estatutos docentes y las condiciones de trabajo.
Por otro lado, y ahí viene además la privatización encubierta, como para que “las familias elijan libremente” según plantea la doctrina liberal, se necesita información disponible, una batería de pruebas estandarizadas arrasó la educación en Chile. El Estado encarga esas evaluaciones a empresas privadas de educación, para conformar esa información en estándares. De modo que con una multiplicidad de evaluaciones, no se enseña para aprender sino para aprobar pruebas, que permiten armar clasificaciones de desempeño, que son buenas para el bolsillo de los negocios privados en educación, pero no así para el aprendizaje, ni para el conjunto de la comunidad educativa ni para el trabajo docente, que también pasó a depender de cómo esas empresas lxs evaluaran para componer su salario o permanencia en el cargo.
Es importante destacarlo porque la coalición de Juntos para el cambio hace mucho hincapié en estas pruebas. Y también solía hacerlo el actual Ministro de Economía cuando tenía a Iaies de asesor educativo en el partido Renovador. Y ¿a quiénes contrata la Coalición Juntos para el cambio en el gobierno? A la universidad privada de San Andrés, por ejemplo. O a una fundación como “Enseña por argentinos”. Por solo nombrar algunos casos de las fugas de dinero público hacia el sector privado. Esto es girar dinero del Estado a negocios de la educación. Pero las pruebas estandarizadas no es tema de estas líneas, así que lo dejamos para otra vez.
También recordar que en el caso chileno las universidades se pagaban dándole créditos a las familias de los jóvenes o a los jóvenes. Sería el equivalente al “voucher” a nivel universitario, pero con devolución. Para pagar sus estudios tenìan acceso a un crédito con intereses que aún si no termina la carrera debìan pagarlo. Esto ha llevado a las familias a tener deudas impagables, hipotecada hasta la casa para ayudar a sus hijxs a realizar sus estudios. Muchos jóvenes de ese país están aquí estudiando porque les resultó imposible poder cubrir esa deuda. El conjunto de esta privatización de la educación fue lo que terminó estallando en Chile hace pocos años que tuvo como protagonistas a los y las jóvenes estudiantes.
No termina ahí
Por supuesto que entre los nueve breves puntos que el economista liberal candidato a la presidencia por Libertad Ausente, que sacara la mayoría de votos en las PASO, propone para la educación no solo está el sistema voucher.
En otro punto menciona la descentralización, obvio, y la modificación del estatuto docente así como la eliminación de licencias. También propone eliminar la ESI, ley a través de la cual se han detectado cientos de casos de abuso en la niñez desde su aplicación, es decir, eliminarla de las escuelas es darle protección a los abusadores, lisa y llanamente. Además que por supuesto no se puede eliminar desde el ejecutivo como si fuera un contenido más, por resultar de la aplicación de una ley.
Por último y no menos importante plantea un punto para destacar, sostiene que se aplicaría la “pedagogía de habilidad”(sic). Bueno, calcado de la reforma menemista, pero con menos nivel por cierto. Curiosamente al final le dedica un punto a “modificar la currícula según el interés del país, ingenieros, informáticos, etc.” (sic). ¿Como en China? ¿En qué quedamos? ¿Y la libertad de elección? En fin…
Si alguna duda quedara del horizonte pedagógico que tomaría el rumbo de la educación con el tándem Milei Villarruel, queda por decir que eliminaría el ministerio de educación y dejaría en la Secretaría de Educación ni más ni menos que a Martín Krause, que por supuesto no es pedagogo, ni maestro ni estuvo a cargo de escuela alguna, sino economista liberal. Cuya posición es aún más extrema ya que promueve la “familiarizaciòn” o “homeshooling”. ¿Sabrá este señor que algunxs de nuestrxs estudiantes ni siquiera tienen una mesa disponible para hacer sus tareas escolares en sus casas? Sin duda, no es la persona indicada para una educación con graves y profundos problemas. A menos que la idea sea un incendio en cadena que empiece en el Banco Central y se lleve puesta toda la educación pública. Aunque también la salud pùblica, las jubilaciones, etc.
Es necesario un cambio profundo, no una privatización
Alguien podría decir que las escuelas, al menos en el AMBA y las ciudades más populosas, ya están segmentadas, con bajo nivel y que, quien puede, lleva a sus hijxs a la escuela privada aún en los barrios más pobres; y eso es cierto. Eso es lo que tenemos que debatir en toda su complejidad, porque la política de hacer “como si se aprendiera”, esa forma de contenedor que se le dio a la escuela con las distintas crisis económicas brutales y la desintegración de lazos sociales, urge abordarlo. Seguir con este estado de cosas, líneas pedagógicas casi absurdas, hacer decir al pobre de Vigotsky cualquier cosa, o mentir directamente que se aprende lo que no se aprende, no puede sino alfombrar la llegada de los caníbales del sistema. Y fundamentalmente porque es necesario y posible aún. Si a esta situación de deterioro actual, le agregáramos el sistema voucher, definitivamente le daríamos el golpe de gracia a toda la educación, destruyendo lo que queda en pie, quizás lo poco que queda en pie, porque al revés de lo que se dice en esta época, el buen nivel educativo de la educación pública atraía a todos los estamentos sociales, con gran diversidad de escuelas además y claro eso no es negocio para las empresas. Tampoco que las clases populares tengan pensamiento crítico y conciencia social por supuesto.
Nada es casual, cuando del mercado se trata. Y desde que, como se planteara en la revista Forbes, las multinacionales y grandes magnates vieron que se podía hacer negocios fabulosos con todo el dinero que los Estados invertían en educación, como el caso de las cadenas de escuelas Pearson o la Fundación Varkey, la que da el premio al mejor maestro e inventó la escuela de “bajo costo”, como si fueran cadenas o sucursales de Mc Donalds, que se aplicó en países de África entre otros y cuando no le rindió ganancias, obviamente cerró escuelas, otro embuste del mercado en la educación.
Elegir sí, privatizar no
Para entender las desigualdades que se genera con el traspaso de fondos a la educación privada vale también recordar que en la Reforma educativa de 1993, del gobierno de Menem y Cavallo, se estableció el subsidio a las escuelas católicas y esto no se eliminó con la derogación de esa ley. Consiste en que el Estado paga los sueldos de las y los docentes de esas escuelas privadas. Además de la obvia transferencia de fondos que debería ir hacia la escuela pública estatal se generan otras consecuencias. Curiosamente nadie cuestiona ese “gasto”. Voy a poner un ejemplo de mi ciudad, hay dos escuelas muy conocidas a las que asiste la gente de buena situación económica, la primaria Sagrado Corazón y el secundario San Luis, el mismo que tiene un equipo de rugby que ha protagonizado violentos hechos. Por supuesto esas escuelas son de élite, pero les pagamos el sueldo a lxs docentes desde el Estado, en el caso de la primaria 100 por ciento, en el de la secundaria entre el 50 y el 70 por ciento de cada salario. Escuelas que además por supuesto cobran altas cuotas. Absolutamente injusto. El argumento en el momento de la Reforma fue que como la educación se volvía obligatoria hasta noveno año y con la ampliación de años en primaria, no iban a ser suficiente los edificios existentes, necesitaban de esa infraestructura de las escuelas religiosas. Es decir no querían invertir en la infraestructura necesaria, y fundamentalmente por el poder de lobby que ejerció la Iglesia especialmente durante el Congreso Pedagógico previo, en el gobierno de Alfonsín.
Esto también afecta, aunque está claro que de ninguna manera es la única causal, la segmentación de la educación en los barrios. De hecho una política permanente es el ataque a escuelas para capacidades diferentes, que tienen una estructura escolar costosa y necesita muchos elementos específicos. O el sostenimiento de escuelas de arte o ciencia. Son estatales, existen, son muy demandadas, pero son demasiadas pocas. En cada barrio, en cada pueblo la niñez y la juventud debería tener la opción de un contraturno en una escuela de arte, o de ciencia, o de deportes.
Lo que estoy describiendo es el circuito por el cual el dinero que no se destina para insumos e infraestructura en la escuela pública del barrio se transfiere a la privada del barrio, que ya tiene la infraestructura en marcha, pagándole los sueldos a sus trabajadores y a su vez esto genera un segundo vaciamiento, un vaciamiento de capital simbólico en la escuela pública de aquellas familias quizás más motivadas por la educación de sus hijxs.
Es sobre esta segmentación ya existente, junto al vaciamiento de contenidos y precarización del saber que se montan propuestas educativas que desnaturalizan el contenido social de la escuela pública estatal para transformarlas en contenedoras y esto responde a políticas educativas que se mantuvieron e impulsaron desde el gobierno, que inclusive han abonado la anomia en las escuelas y el constante descrédito del rol del docente. Hacer “como si se aprendiera” tiene altísimos costos para la comunidad educativa. Este criterio se profundiza con el sistema individualista voucher, de un cupón por alumno, y la inexistencia de previsibilidad, de continuidad, sea en establecimientos públicos o privados siguiendo una lógica de mercado. Sería explosivo para el conjunto de una sociedad con lazos sociales muy débiles y cruzada por una profunda incertidumbre e insatisfacción, así como un constante despojo material de las mayorías hacia pocos sectores que forman el grupo de privilegiados.
En definitiva, el voucher no redundaría en la libre elección, porque por supuesto las escuelas de élite no permitirían el ingreso de población que venga de determinados barrios, o de determinada clase social, o por cuotas exorbitantes, sino que se profundizaría el desfinanciamiento del Estado hacia la educación en general.
Referencias
1- Cajamarca, C. (2018). Las ideas de Friedman sobre la educación y su implementación en Chile. Hojas y Hablas, (15), 66-83. DOI: 10.29151
– Martìn Krause https://bazar.ufm.edu/los-monopolios-no-son-buenos-algunos-se-revelan-contra-el-monopolio-estatal-en-la-educacion/
Bibliografía
Ball_s._y_youdell_d._2008_la_privatizacion_encubierta_en_la_educacion_publica.pdf
La privatizaciòn educativa en la Argentina: https://fe.ccoo.es/427bf937586b6472c0a6fd66bb72d716000063.pdf
Un análisis de la política de transferencia de la escuela primaria durante la Dictadura…https://cdsa.aacademica.org/000-008/828.pdf
El voucher a la chilena https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-07052019000100137