Se cumplen 50 años de la fundación de la Ctera, seguramente el hecho más importante del sindicalismo docente en sus más de 100 años de historia.
Vivimos tiempos muy distintos a los de comienzos de la década del ’70, pero el aniversario puede ser propicio para analizar nuestro presente y construir las políticas que necesitamos para enfrentar lo que se viene.
El logro de la unidad nacional
La fundación de la Ctera fue un punto de llegada fruto de la apuesta de una dirigencia que supo entender el momento y hacer todo lo necesario para llegar a la unidad.
No fue un camino fácil en un derrotero que – para señalar algunos mojones centrales- empezó con aquella histórica lucha que encabezó Enriqueta Lucero como directora de la Escuela Normal de San Luis a finales del siglo XIX, contó con inmensas luchas provinciales como la de Mendoza de 1919 o la de Santa Fe en 1921, siguió con la pelea por el Estatuto del Docente a finales de los ’50 y despuntó fuertes luchas nacionales contra la dictadura en los primeros ’70.
Para llegar a la unidad hubo un sinfín de reuniones, largos debates, marchas y contramarchas intentando vencer dos obstáculos históricos:
- El primero era el de la diversidad de la base docente: debía unificarse a docentes provinciales (de 24 provincias diferentes) y docentes nacionales; docentes de cada uno de los niveles y modalidades; docentes públicos y privados; docentes con título, profesionales e idóneos.
- El otro tenía que ver con la identidad de la docencia, una identidad que a lo largo de décadas se fue transformando y el docente fue dejando a un lado esa imagen de “apóstol laico”, de “agente civilizador”, de profesional para empezar a asumirse como trabajador/a asalariado/a.
El mismo proceso político es el que ayudó a saldar ambos aspectos al mismo tiempo. Desde finales de los ’60 se venía dando un proceso de alza de las luchas obreras y populares contra la dictadura militar encabezada por Onganía. Los dos Rosariazos y el Cordobazo fueron las expresiones más conocidas de una rebelión que tuvo a lxs trabajadorxs y los sindicatos en el centro de la escena en unidad con el movimiento estudiantil. Es allí donde se asume con convicción la idea de ser parte de la clase de trabajadora, de tomar sus formas organizativas (los sindicatos y las confederaciones) y también sus métodos de lucha (centralmente la huelga).
La Ctera logró la unidad de casi 100 organizaciones de base de todo el territorio nacional en representación de más de 120 mil docentes. Pero además tuvo la virtud de alojar en su interior a una amplia variedad de tendencias que iban desde posiciones liberales hasta las izquierdas extremas.
Vale tener en cuenta que la fundación de nuestra confederación fue parte de un proceso regional: la docencia chilena conforma el SUTE en diciembre del ’71 y la peruana funda el SUTEP en julio del ’72,
¿Qué Ctera tenemos?
En estos 50 años se han dado cambios sociales, políticos y culturales que sin duda trasformaron a la clase trabajadora en general y a sus organizaciones sindicales. Pero, además en particular, pocos colectivos han tenido transformaciones tan importantes como el docente. Es un dato incontrastable que -en la Argentina, en la región y en buena parte del mundo- los sindicatos docentes pasaron a ocupar un lugar central por su nivel de representación, su referencia política en la sociedad y su protagonismo en las luchas. Ese es el marco indispensable para entender la Ctera actual a la que vamos a intentar presentar a partir de sus trazos fundamentales:
1.- Desde el punto de vista organizativo la Ctera ha ido creciendo y consolidándose. De aquella suma de decenas y decenas de gremios diversos se fue dando un proceso de unificación y conformación de grandes gremios provinciales únicos con muchos miles de afiliadxs. El caso de Santa Fe es emblemático: la docencia santafesina pasó de ser parte de la fundación de la Ctera con 12 organizaciones que sumaban algo más de 12 mil afiliadxs a un sindicato como la Amsafe que se acerca a los 50 mil. Sin dudas hay provincias donde gremios de diferente tamaño y representación no forman parte de la Ctera, pero el peso y la representación, además del de la Amsafe, de Suteba en Buenos Aires, UEPC en Cordoba, Sute en Mendoza, Agmer en Entre Ríos, Aten en Neuquén, Adosac en Santa Cruz o Atech en Chubut es indiscutible. En sentido opuesto también hay que anotar que la docencia privada que fue parte de la fundación de Ctera luego se organizó por fuera en el Sadop.
2.- A partir de este desarrollo territorial de sus gremios de base la Ctera se ha convertido en un actor político importante. La mayor expresión de esto fue la Carpa Blanca, una apuesta de gran impacto político que sin duda fue un factor en la derrota del menemismo y sus políticas. Podemos sumar también lo que significó el Maestrazo del ’88 contra el gobierno de Alfonsín o la Marcha Federal Educativa contra Macri o la participación en las movilizaciones contra la reforma jubilatoria a finales del 2017.
3.- Desde el punto de vista estructural la Ctera asumió más a fondo la forma de federación de entidades provinciales a partir de la desaparición de la docencia nacional. La transferencia a las provincias de las viejas escuelas “Láinez” durante la pasada dictadura y luego las medias nacionales y los Normales durante el menemato completaron un proceso de provincialización completa del sistema educativo no universitario.
4.- Desde el punto de vista de la organización interna se dio un proceso de cierre de mecanismos democráticos. El hegemonismo Celeste y el cambio de estatutos implicaron la casi desaparición de Congresos y “Confederales”, su sustitución por los Plenarios de Secretarios Generales. Así se vaciaron por completo los debates y la vida interna democrática de la Ctera. En los hechos la Junta Ejecutiva que se renueva cada 4 años resuelve lo que le parece sin necesidad de ningún tipo de consulta o convocatoria a Congreso.
5.- Este hegemonismo de la Lista Celeste y la consolidación de una lógica de pensamiento único estuvo al servicio de subordinar su accionar a las definiciones de los intereses y las necesidades el kirchnerismo. Así padecimos una Ctera oficialista en los últimos 20, salvo en el interregno del macrismo en donde la conducción de la central impulsó y fue parte luchas importantes (Marcha Federal Educativa, rechazo a la reforma previsional del 2017), aunque siempre atenta y obediente a las necesidades de su corriente política (así podemos recordar la consigna “hay 2019” cuando la definición fue no seguir desarrollando las luchas contra las políticas de Macri). Esta última etapa del gobierno de Alberto y Cristina ha sido particularmente gráfica en la expresión de esta política: a pesar de la crisis, a pesar de la caída del salario, a pesar de grandes luchas provinciales (Santa Cruz, Chubut, Salta, Santa Fe, etc.) no hubo un solo paro nacional hasta que la represión del gobierno de Morales en Jujuy “habilitó” ¡la primera medida de fuerza nacional por 24 horas en 4 años!
¿Que Ctera necesitamos?
Se avecinan tiempos muy difíciles en las distintas provincias y a nivel nacional. Milei amenaza con su motosierra y promete los voucher (aunque el presidente no tiene jurisdicción sobre ninguna escuela). Bullrich ataca a la docencia y nuestras organizaciones y anuncia sanciones y recorte de derechos. Massa plantea la necesidad de que se “acabe la joda” y se garanticen los 190 días de clases. Sin dudas vamos a un escenario en donde deberemos construir fuertes luchas de resistencia para defender el salario, las jubilaciones y nuestros derechos laborales, pero también la escuela pública y el derecho a la educación de nuestro pueblo.
Necesitamos una Ctera autónoma, que acabe con su subordinación con el kirchnerismo (o lo que queda de él) y avance en definiciones que pongan en el centro los intereses de las y los docentes.
Una Ctera que asuma las luchas colectivas necesarias; no en función de su cercanía o distancia con los gobiernos de turno sino en la urgencia de enfrentar políticas de ajuste presupuestario, recorte de derechos y ataque a la escuela pública.
Un Ctera democrática, que promueva el debate y las definiciones colectivas y que respete la diversidad y las diferencias.
Una Ctera que supere el corporativismo y se asuma como actor político colectivo para potenciar los debates necesarios hacia la comunidad frente al poderoso avance de la derecha, con sus ideas de privatización, competencia y desigualdad.
Una Ctera que construya unidad con otros gremios, con el movimiento estudiantil y los movimientos sociales; unidad que debe nacer en el territorio, arrancando desde cada escuela.
Pasó mucha agua bajo el puente en estos 50 años; hoy soplan otros vientos, vivimos tiempos difíciles y todos los pronósticos anuncias fuertes tormentas. Igualmente estoy convencido de que en los principios fundacionales de la Ctera y en la voluntad política de sus protagonistas podemos encontrar referencias muy importantes de donde aferrarnos para lo que se viene.
Juan Pablo Casiello (Delegado Seccional Amsafe Rosario)