Federico García Lorca llega a Buenos Aires el 13 de octubre. Es recibido como una estrella, las representaciones de Bodas de Sangre son un éxito total, la numerosa colectividad española, lo cobija con pasión, su foto aparece en todo los diarios, su agenda es extensa. El mismo se sorprende por el cariño y la admiración que le profesan. Le escribe cartas a su familia donde les cuenta que se siente abrumado por el entusiasmo de la gente. Su plan original de quedarse un breve periodo se extiende por seis meses hasta marzo del 34.
Buenos aires en la década del treinta, ya era una gran ciudad, cosmopolita, cultural y socialmente mestiza, poblada de inmigrantes, donde si bien predominaban los españoles e italianos, alojaba a quienes provenían de múltiples y diversas latitudes. La ciudad, considerada la capital latinoamericana del teatro, era escenario de polémicas literarias donde sobresalían los autores de los informales grupos de Florida y Boedo, de las vanguardias en las artes plásticas y de la llamada época dorada del cine argentino, que llenaba salas en todo el continente.
Esa explosión cultural se contraponía abiertamente con el cuadro político de la bautizada como Década Infame, inaugurada con el golpe militar del general Jose Felix Uriburu de 1930, contra el gobierno de Hipólito Yrigoyen.
En esa época el tango estaba en plena ebullición, y Gardel era una figura de primer orden mundial. El 6 de noviembre se conocen Lorca y Gardel en el hall del teatro Smart. Gardel lo reconoce enseguida pues Lorca había sido fotografiado para numerosos medios, cenan juntos, comparten su fervor por la música y la danza popular, lo que se cultiva en los márgenes, lo gitano y el tango arrabalero y hacen proyectos en común. Deseos que no se logran plasmar pues Gardel muere en un accidente aéreo en Medellín el 24 de junio de 1935.
Federico amaba caminar por la ciudad, disfrutaba de los cafés, ofrecía tertulias en el Tortoni donde compartió conversaciones con la bohemia porteña, las librerías abiertas hasta altas horas de la noche y por supuesto de los teatros. El contraste con la España clerical y oscurantista era notable.
Bodas de sangre escrita en el 1931. Se estrenó el 8 de marzo de 1933 en el Teatro Beatriz de Madrid. Esta obra es la primera de la llamada trilogía rural, seguidas de Yerma y la Casa De Bernarda Alba. La tragedia de la pasión amorosa, las rivalidades familiares, la esterilidad, la represión sexual y la muerte son el hilo vertebrador en donde la mujer, el campo andaluz abrasado por el sol y los instintos son los grandes protagonistas. Además de Boda de sangre se estrenaron La zapatera prodigiosa, Mariana Pineda, lee fragmentos de Yerma, La niña boba una adaptación de La dama boba de Lope de Vega realizada por Lorca. En 1938 fue llevada por primera vez al cine en Argentina, una película dirigida por Edmundo Guibourg, con Margarita Xirgu como protagonista.
Entre las amistades que cosechó en su visita, se destaca la que forjo con el poeta Pablo Neruda, en ese momento cónsul de Chile, quien acababa de publicar Residencia en la tierra, en una modesta tirada de 100 ejemplares. El poeta chileno en sus memorias Confieso que he vivido cuenta como realizaron en común un homenaje al vate nicaragüense, el fundador del modernismo en español, Rubén Darío, presentación que Lorca llamo al alimón, por la riesgosa suerte taurina donde dos toreros desafían al toro compartiendo el mismo capote, juntos recorren Buenos Aires y tejen un vínculo fraterno, hecho de complicidades literarias, empatías políticas y una intensa pasión por la vida.
El andaluz conoce a la escritora Nora Lange y a su pareja Oliverio Girondo con quien también se vuelve compinche en sus paseos por la ciudad, asiste junto al poeta Raul Gonzalez Tuñon a la presentación del libro 45 días y 30 marineros, la novela Lange. En esta presentación literaria, el espíritu irreverente y festivo de estas amistades quedó reflejado en una fotografía donde Lorca, Neruda y Tuñon aparecen vestidos de marineros
Gonzalez Tuñon, hijo de obreros inmigrantes españoles y militante comunista, enterado de la muerte de Federico, su entrañable amigo, marchó a España como corresponsal de la Guerra Civil para el diario Crítica.
Fue precisamente el mítico diario Crítica, el Tábano, de Natalio Botana, quien realizó una de las mayores coberturas a la visita de Lorca a nuestro país. En ese mismo 1933, contemporáneamente con la presencia de Lorca en Buenos Aires y por encargo de Botana el muralista David Alfaro Siquieros, realiza con la colaboración de los pintores argentinos Lino Enea Spilimbergo, Antonio Berni y Juan Carlos Castagnino, el maravilloso mural Ejercicio plástico
Lorca también tuvo un frio encuentro con Borges quien, como era habitual en él, siempre hablaba mal de sus pares que no pertenecían a su círculo áulico y por tanto descalifico a Federico, lo llamo despectivamente andaluz profesional y al enterarse de su asesinato dijo “no está mal, porque a un poeta la muerte le viene bien”.
Federico se presentó en Rosario y La Plata, donde el recibimiento tributado fue tan entusiasta como en Buenos Aires. Luego en un paseo por Tigre queda fascinado al conocer el Delta, le impresiona el contraste entre la cercanía de la agitada gran urbe porteña con ese paisaje, que en la década del 30 aún tenía un exuberante paisaje salvaje.
Su estancia en Buenos Aires es la contracara de su viaje a EEUU, A Lorca le impactó profundamente la sociedad norteamericana, y sintió desde el inicio de su estancia una profunda aversión hacia el capitalismo y la industrialización de la sociedad moderna, al tiempo que repudiaba el trato dispensado a la minoría negra. Escribe Poeta en Nueva York, publicado de manera póstuma en 1940, donde se expresa contra la deshumanización de la sociedad moderna y la alienación del ser humano del capitalismo, lo escribe con un estilo original que se aproxima al surrealismo.
Federico provenía de una familia acomodada con mucha pasión por la cultura con espíritu muy abierto y diverso, con un sentido de humanidad y sensibilidad ante las vicisitudes del pueblo, desde lo más elaborado a lo más popular lo que puede llegar a todos, coplas, lirica, jazz, gitanas. Hasta su llegada a Buenos Aires, vivía gracias a la ayuda de su familia y los modestos ingresos que le proporcionaba la actividad de su grupo teatral La Barraca, con el que lleva los clásicos del teatro español por todo su país. Un avanzado, su grupo estaba integrado por estudiantes y en camiones recorrían los pueblos donde probablemente nunca habían visto teatro Aquí, dado el éxito de sus espectáculos, tiene por primera vez un pasar holgado con recursos propios, así se lo hace saber por carta a su familia.
En otra de sus cartas explica que convocado a Montevideo por Lola Membrives, para la representación de Bodas de sangres, ella espera que pueda terminar de escribir Yerma, ansiosa por protagonizarla. Piensa que allí, en una ciudad cercana pero más chica, podría sustraerse de la vida social y cultural que lo mantenía ocupado en Buenos aires, pero el entorno no cambió, se equivocó Lola anotó. El escritor Enrique Amorin, y su mujer Esther Haedo estancieros y mecenas culturales uruguayos, lo acompañan, se alojan en el mismo hotel y le abren la puertas de la intelectualidad de su país que le multiplica su agenda y el público local ya había recibido las noticias de su éxito en la capital argentina.
En el teatro Solís de Montevideo la presencia de obras de Lorca ha sido permanente. Allí la actriz lorquiana Margarita Xirgu, exiliada española, representó sus obras y ejerció como directora de la Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD). Poco antes de su partida, realiza en el Comedia una función privada de títeres, con el apoyo de los artistas plásticos Jorge Larco y Ernesto Arancibia: representa Euménides de Esquilo, Los Dos habladores de Cervantes, las Euménides de Esquilo, y estrena el Retablillo de Don Cristóbal y Doña Rosita, escrita expresamente por García Lorca para esta función. Entre los asistentes estuvieron el gran titiritero Javier Villafanie, Gonzalez Tuñon, Pablo Neruda, Oliverio Girondo, Nora Lange y Amorin, quienes como el resto del público, gozaron, rieron y aplaudieron una representación de títeres para niños y adultos que sorprendió con un nuevo lenguaje y un sistema expresivo.
En España ya había publicado con éxito Poema del cante jondo y Romancero gitano, así como La zapatera prodigiosa y Bodas de sangre, entre muchas otras producciones que lo habían asociado indisolublemente al imaginario gitano. Pero es en su estancia rioplatense donde Lorca toma conciencia de la dimensión pública de su figura y la trascendencia que tiene su obra como referencia estética fuera de su país.
La visita de García Lorca dejó una huella en Argentina profunda e indeleble, Buenos Aires, junto a Montevideo son las ciudades donde sus obras son más representadas, su figura, una leyenda, es frecuentemente invocada de múltiples maneras. Al irse de Buenos Aires dijo ” me voy con gran tristeza, tanta que ya tengo ganas de volver”, “Siempre que escriba pensare en este país que tanto aliento me ha dado como escritor”
Margarita Xirgu y otras amistades le insistieron que se quedara, que no vuelva a España. El clima político en España estaba tensionado cargado de peligros para alguien como Federico, por el accionar de las derechas.
En las elecciones de noviembre de 1933 triunfaron la derecha y la extrema derecha que juntos tenían más de 200 diputados, casi el doble de la izquierda que se presentó dividida. La coalición antimarxista declaraba que declaraba:” nuestros candidatos defenderán resueltamente y a todo trance la necesidad de una inmediata derogación, por la vía que en cada caso proceda, de los preceptos, tanto constitucionales como legales, inspirados en designios laicos y socializantes (…)” Entre sus miembros la derecha católica, que no reconocía a la República y los monárquicos antirepublicanos constituían la primera minoría.
El primer golpe que recibe a su regreso a España es la muerte de su amigo el torero Santiago Sanchez Mejias a quien le dedica la elegía que lleva su nombre. …¡Que no quiero verla!/ Dile a la luna que venga,/que no quiero ver la sangre/de Ignacio sobre la arena./ ¡Que no quiero verla!/ La luna de par en par./Caballo de nubes quietas,y la plaza gris del sueño/con sauces en las barreras…. Por las gradas sube Ignacio/con toda su muerte a cuestas./Buscaba el amanecer,/y el amanecer no era…
Argentina ha sido sin duda fundamental en la difusión y valoración de toda su obra, los exiliados españoles y los inmigrantes republicanos y sus familias, así como los intelectuales y políticos de nuestro país, estuvieron entre los primeros y más firmes entre los que repudiaron la desaparición y crimen de Lorca. Enrique Amorin, enterado de la muerte del poeta andaluz hace construir en Salto, Uruguay, el primer monumento a su memoria.
A partir de lo sembrado por Federico, muchos autores republicanos escriben y estrenan sus obras en el Rio de la Plata, porque saben no llegaran a ser representadas en la España franquista La tragedia de España hace que Buenos Aires se transforme en capital teatral Hispanoamérica
El 19 de agosto de 1936, en una cuneta de Viznar, provincia de Granada, es asesinado de dos disparos Fue de las primeras víctimas de la guerra civil iniciada un mes antes. Su cuerpo nunca fue hallado. Su muerte adquirió una magnitud universal. El dolor por el horrendo crimen del poeta, un ser y un artista maravilloso, querido por todos quienes lo conocieron, lo leyeron o vieron sus obras, se sintió más allá de su España ensangrentada. Para muchos fue un acto de crueldad inexplicable, pero anticipó la barbarie del franquismo que dominó España por casi cuatro décadas. Así lo recordó su amigo Rafael Alberti.
A Federico García Lorca
Sal tú, bebiendo campos y ciudades,
En largo ciervo de agua convertido,
Hacia el mar de las albas claridades,
Del martín pescador mecido nido;
Que yo saldré a esperarte, amortecido,
Hecho junco, a las altas soledades,
Herido por el aire y requerido
Por tu voz, sola entre las tempestades.
Deja que escriba, débil junco frío,
Mi nombre en esas aguas corredoras,
Que el viento llama, solitario, río.
Disuelto ya en tu nieve el nombre mío,
Vuélvete a tus montañas trepadoras,
Ciervo de espuma, rey del monterío.