Compartimos una breve crónica del Encuentro de Trabajadoras del Hogar llevado a cabo en Bariloche en el marco del 36 Encuentro Plurinacional de Mujeres Lesbianas Travestis Trans Bisexuales Intersexuales No Binaries.
Por María Eugenia García y Florencia Fajardo
Cobertura conjunta de Contrahegemonía Web y Tramas
Durante los días 13, 14 y 15 de octubre se llevó adelante en Bariloche el primer “Encuentro feminista de Trabajadoras del hogar” en simultáneo con el encuentro plurinacional. El colectivo, conformado virtualmente en junio de 2021, está integrado por Trabajadoras del Hogar latinoamericanas que viven en diferentes países: Argentina, Chile, Paraguay, Honduras, México, Alemania y España.
El viernes 13 se realizó un espacio interno de debate e intercambio del grupo para fortalecer los lazos que se vienen construyendo, compartir estrategias y materiales. El sábado 14 y domingo 15, como colectivo de trabajadoras del hogar participaron de las actividades del 36° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans y Bisexuales. Además, impulsaron previamente un logro histórico: la incorporación del taller de trabajadoras del hogar como parte de la programación oficial del encuentro.
Pudimos participar del espacio interno de debate del viernes 13, en el cual durante la jornada las trabajadoras problematizaron el reparto desigual, patriarcal y racista de los cuidados en este sistema, la necesidad de su reorganización en clave feminista, la situación de las trabajadoras migrantes y la apuesta por una revolución en los cuidados que transforme las vidas de las trabajadoras y las mayorías populares necesitadas de cuidados.

Conversamos con Constanza quien nos contó “vengo de Madrid, soy ecuatoriana, he viajado a Madrid hace 15 años y estoy organizada como trabajadora de hogar en Territorio Doméstico. Venimos aquí porque ya este grupo se organizó en la pandemia y hemos venido trabajando y pensándonos juntas, construyendo herramientas para lograr más derechos, para entender algunas cuestiones que todavía no lográbamos unificar. La idea es ir construyendo cada día discurso, intentando hacer que las herramientas que tenemos estén en la agenda y también conocernos y pensarnos”.
La historia de Constanza se entrelaza con la de Gabriela Pineda, una trabajadora que forma parte de la Red de Trabajadoras Domésticas de Honduras, una organización surgida en el año 2015 “que problematiza las condiciones laborales en el trabajo doméstico. Nuestro trabajo más fuerte es la incidencia política porque yo sigo creyendo que en el mundo de nosotras las mujeres más empobrecidas, podemos crear alternativas, pero no obviar la responsabilidad del Estado.” Gabriela recorre en su relato la historia de las luchas de su país, donde 60 años atrás hubo una huelga laboral de la industria, en el cual participaron las mujeres que realizaban trabajo doméstico ya sea poniendo el cuerpo ahí o cuidando a otrxs para que se pudiera garantizar la medida. Fue una huelga con mucho sentido de pertenencia expresa, sin embargo, cuenta que no fueron visibilizadas. Desde entonces existe una normativa legal en su país que es un Código del Trabajo que ha exceptuado al trabajo doméstico remunerado, sobre todo el que hacemos las mujeres, para que sea regulado de manera privatizada por empleadores y no por la institución. En este sentido ese ha sido uno de los desafíos para su organización.
En ambas entrevistas se resalta el papel de las articulaciones y coordinaciones mayores de las que participan, remarcando la importancia del internacionalismo de las luchas, la articulación con profesionales como abogados/as, escritoras feministas y disidentes.
Esa tarde del viernes 13 se sumó Flora Partenio quien forma parte de la Red Internacional de la Economía de los Trabajadores y Trabajadoras. En su intervención compartió cómo desde el origen del capitalismo se separó en dos esferas la reproducción de la vida, una que es la que habitualmente vemos en nuestros hogares: criar hijes, sostener los hogares, tareas en la esfera privada y no remuneradas; y por otro lado la esfera de la producción, que tiene que ver con trabajar de manera asalariada, aunque ese trabajo a veces no es registrado, no es reconocido, no está protegido en términos laborales, pero esa es una esfera pública y de producción.
De esta manera explica Flora “esta gran separación lo que hizo fue esconder, de alguna manera podemos decirle el talón de Aquiles del sistema, que hasta la actualidad funciona de esa forma y es justamente que este sistema solamente se puede sostener porque hay una base de trabajo, digamos cotidiano, permanente, incluso a veces simultáneo, sostenido en el tiempo y no remunerado”.

En esta presentación además se hizo hincapié sobre la desvalorización y falta de reconocimiento social económico de la tarea de cuidados, ya sea remunerado o no. La imagen del iceberg sirvió para ejemplificar cómo solo vemos una puntita del asunto, pero por debajo el hielo es enorme. En palabras de Flora “esa base mucho más ancha es justamente este juego que podemos hacer entre el trabajo de cuidados que sostienen cotidianamente la vida y lo que se ve afuera del agua es ese mundo de la producción, ese mundo económico del cual a los países y a los gobiernos les encanta hablar, el producto bruto interno”. Esta metáfora del iceberg permite visibilizar los cuidados y también politizarlos porque “de alguna manera podemos llevar estas discusiones a dos planos: el primero es cómo nos reconocemos en una sociedad en términos de vulnerables, todes necesitamos cuidados cuando crecemos, cuando nos enfermamos, cuando envejecemos. Bueno, seguramente hay una hermana, una amiga, una madre que está ahí acompañando. Pero vulnerables no es reconocernos como menos, sino en términos de que necesitamos de otras y otros. El segundo plano es el de la interdependencia de los cuidados, es decir que todas en algún momento proveemos cuidados y al mismo tiempo vamos a necesitarlos; esa interdependencia nos hace conectadas y conectados y también nos da una posibilidad, que sería poder elegir cuándo yo quiero cuidar y cuándo no, que no sea un destino ineludible”.
Finalmente el domingo se hizo una “Pasarela de las trabajadoras del hogar” en la previa de la asamblea organizada por feministas del Abya Yala para visibilizar en el espacio público las luchas de este sector de trabajadoras, luego participaron de la asamblea y compartieron hermosos e interesantes materiales que nos permiten problematizar las relaciones y tensiones entre los feminismos y las trabajadoras del hogar.