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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

Bolivia en la encrucijada

Entrevista a Pablo Solón investigador y activista boliviano

Jeffery R. Webber:  Estoy acá, en la oficina de la Fundación Solón, en La Paz, Bolivia, con Pablo Solón 29 de agosto de 2019. Para comenzar, empezaste dentro del gobierno de Evo Morales como un embajador a las Naciones Unidas, ¿puedes explicar tu rol en esta época y caracterizar el primer turno del gobierno de Evo Morales?

Pablo Solón: Mi relación con los movimientos sociales indígenas y campesinos viene desde la década de los 90. Originalmente al Movimiento al Socialismo (MAS) le considerábamos un instrumento político de las organizaciones sociales. El objetivo no era construir un partido político en el sentido tradicional, si no que los movimientos sociales, en particular campesinos e indígenas, contaran con un brazo político para intervenir en las elecciones, pero que siempre fuera el movimiento social el que tuviera el poder de decisión y no el partido. En este periodo nos conocimos con Evo Morales. El año 2000 se dio en Bolivia lo que fue la “Guerra del Agua”, después la “Guerra del Gas” y la lucha contra el ALCA, el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas. Aquí en Bolivia construimos un movimiento muy fuerte que se llamaba el Movimiento Boliviano de Lucha contra el ALCA, que lo coordinaba la Fundación Solón.

En este contexto, cómo la Corte Electoral nunca le quería otorgar la personería jurídica al brazo político de los movimientos sociales que tenía el nombre de Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos, los dirigentes de esa entonces se prestan la sigla del MAS, que no venía de un partido de izquierda, sino de una organización que había sido un desprendimiento de un partido de características falangistas, por eso tenía el nombre de socialista. Con esta sigla se interviene en las elecciones nacionales del 2002.

Yo nunca fui miembro del partido, nunca lo creímos necesario. Cuando el MAS gana las elecciones del 2005, Evo Morales me invita a formar parte del gobierno. En el 2006 forme parte de un equipo que se encargaba del asesoramiento en temas de política internacional y fui embajador en temas de integración y comercio. En esa entonces Bolivia tenía la presidencia pro tempore de lo que fue la Unión de Naciones de Sudamérica. A mí me tocó la negociación del acuerdo de constitución de UNASUR. También estuve a cargo de deshacer el tratado de libre comercio que teníamos con México y enfrentar la negociación del TLC con la Unión Europea, que obviamente no prosperó porque la Unión Europea lo que quería era que simplemente firmemos lo que ellos querían. Después fui embajador de Bolivia ante las Naciones Unidas, desde enero del 2009 hasta junio del 2011.

JW: ¿Y cómo caracterizas este primer gobierno de Evo Morales en términos generales?

PS: El gobierno de Evo Morales tiene un primer periodo que va hasta su segunda elección a fines del 2009. Es un primer periodo de mucha polarización y confrontación en Bolivia. Al principio era muy difícil incluso viajar a algunas regiones del país que estaban contra el gobierno, cómo Santa Cruz, Beni, Pando y Sucre. Estuvimos casi al borde de una guerra civil. El gobierno logró desmontar esta conspiración a través de mecanismos fundamentalmente democráticos, convocando a referéndums y elecciones. Referéndums para definir si seguía el gobierno, si continuaban los perfectos de ese entonces, que ahora se llaman gobernadores, referéndums para la aprobación de la Constitución y luego la elección nacional del 2009. En estas consultas democráticas cada vez más aumento la votación del gobierno y de propuestas que surgieron de la Asamblea Constituyente. Fue un periodo de mucha polarización que al final tiene una suerte de desenlace feliz porque Evo Morales obtiene más de dos tercios en el parlamento que se elige el 2009. La resistencia y el sabotaje de la oligarquía más reaccionaria se viene abajo.

Sin embargo este primer gobierno tiene ya algunos elementos negativos que van a aflorar después. El gobierno del MAS es un gobierno de personas que cuando llegan al gobierno no tienen ninguna experiencia en gobernar. La abrumadora mayoría no había sido parte de anteriores gobiernos. Eran personas nuevas, sin experiencia en la gestión estatal y con muy diferentes capacidades y formaciones. Una de las equivocaciones que hace el gobierno, del cuál también soy responsable, es involucrar demasiado a los dirigentes de las organizaciones dentro de la administración del gobierno. Debilitamos a las organizaciones sociales para que sus dirigentes, sus cuadros formen parte del aparato Estatal.

Este es un grave error. No apostamos a que las organizaciones sociales se mantengan independientes del Estado. El error fue no reconocer que dentro del Estado íbamos a sufrir un proceso de transformación y que, por lo tanto, tenía que haber una suerte de contrapoder capaz, no sólo de ejercitar un control sobre los que ocasionalmente estábamos en el gobierno, si no que, además, se fuera transfiriendo más áreas de decisión y de acción desde el Estado hacia este contrapoder de las organizaciones sociales.

Hicimos todo lo contrario. Construimos cada vez más un culto a la personalidad en la figura de Evo Morales. Esto permitió ganar la segunda elección abrumadoramente, pero configura el desastre que vendría después.

Una vez que se consiguen los dos tercios en el parlamento, empieza a haber una dinámica de copar todas las instancias de Estado. Desde el gobierno central se copa el Poder Judicial, la Contraloría, más adelante la Defensoría del Pueblo. Había una visión totalmente equivocada de que así se fortalecía el proceso de cambio cuando en realidad se lo debilitaba. La independencia y control entre poderes del Estado se acabó suprimiendo y tampoco habían mecanismos de contrapoder desde la sociedad civil. Todo acabó controlado por el Poder Ejecutivo y un gobierno extremadamente personalizado en la figura de Evo Morales. Después de la elección del 2009 empieza un giro en la orientación del gobierno.

El 2008, Evo Morales planteó 10 mandamientos para salvar el planeta, donde se oponía a los agrocombustibles, a las mega hidroeléctricas, a los transgénicos. Una vez que obtiene la absoluta mayoría no profundiza el programa original que teníamos, si no que busca pactar a través de concesiones con sectores de la oposición, en particular con el sector del agronegocio del oriente, que lo había saboteado durante el primer período. Estas concesiones van desde permitir los organismos genéticamente modificados hasta promover los agrocombustibles, impulsar la exportación de carne, y no cumplir con la verificación de la función económica social de la mediana propiedad y la propiedad empresarial, para que los grandes propietarios pueden preservar sus tierras.

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Los sectores que estuvieron en contra del gobierno en el primer periodo, votaron junto con el gobierno en casi todas las leyes que tienen que ver con el agronegocio. Por ejemplo, la ley del etanol fue aprobada por unanimidad en el parlamento, tanto por la oposición y el oficialismo. Las leyes que incentivan las quemas de los bosques (337, 741, 303, 1171 y otras) fueron aprobadas con apoyo de la oposición que expresaba los intereses de la élite agroempresarial de Santa Cruz y Beni.

JW: ¿Cuál fue el motivo o la racionalidad estatal de este pacto con la élite agroempresarial? Porque en un sentido, me parece que ellos han sido derrotados en el 2009, ¿entonces por qué pacta?

PS: La lógica imperante en el gobierno ya no es avancemos hacia la agroecología, sino garanticemos la gobernabilidad y la próxima reelección. Para ello es mejor tener a estos sectores de nuestro lado, para que no generen conflictos y nos apoyen. Para ello hay que darles algunas cosas que piden, pero cada vez piden más y al final el gobierno acaba aplicando el programa del agronegocio. ¿Qué gana a cambio? Estar tres periodos en el gobierno y la posibilidad de un cuarto periodo. Si uno escucha a los sectores empresariales de la carne, de la soja, del azúcar, están muy contentos. Han conseguido con este gobierno lo que no consiguieron incluso durante gobiernos neoliberales.

JW: ¿Entonces esta fracción del capital es lo más poderoso dentro del esquema gubernamental, ahora?

PS: El gobierno hace alianza con este sector, le da ciertos beneficios, a cambio de su continuidad en el poder. No son dos sectores iguales. Este sector en el fondo no lo quiere a Evo, es profundamente oligárquico, racista, pero está haciendo muy buenos negocios con el primer gobierno indígena. Entonces, su lógica es: nosotros hacemos buenos negocios, ellos están en el poder. Y seguimos adelante.

Por eso en medio de todos los incendios de los bosques ambos sectores, gobierno y oligarquía agroempresarial, anuncian con gran júbilo el primer envío de carne a la China. A ningún otro gobierno se le hubiera ocurrido hacer eso en medio de la tragedia. Hay varios estudios que muestran el gran impacto de la ganadería en las quemas y la deforestación. Sin embargo el gobierno antepone esta alianza pensando que así mejorar sus posibilidades de reelección.

JW: ¿Cuándo saliste del gobierno y por qué?

PS: Yo dejé de ser embajador en Nueva York porque mi madre estaba enferma. Yo le dije a Evo Morales que tenía que cuidar de mi madre, que uno que no cuida de su madre no va a cuidar de la madre tierra. Pero siempre mantuve una relación muy estrecha con él. Aunque no estaba en el gobierno lo iba a ver cuando era necesario, sin ningún problema. Pero nos empezamos a distanciar, primero por el tema de los transgénicos, en el año 2011; y segundo la ruptura vino por el tema del TIPNIS, la construcción de la carretera por el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure. La gota de agua que rebalsó el vaso fue la represión en Chaparina (25 de septiembre 2011). Ahí, públicamente, le envié una carta a Evo Morales diciéndole que eso era inadmisible. Desde entonces nunca más volvimos a hablar.

JW: Estamos en un periodo preelectoral y has comentado que no hay ningún partido que tenga una visión ambiental que sea suficiente. Entonces, ¿cuáles son los programas partidarios y la cartografía electoral y las opciones de los bolivianos en términos de electorales en este momento?

PS: La oposición a Evo Morales es una oposición más por temas democráticos que por temas económicos. En lo democrático Evo Morales no se puede hacer la burla de un referéndum que le dijo no a su reelección. Evo, a través del control que ejerce sobre el tribunal constitucional, modifica de manera ilegal la Constitución con un argumento totalmente absurdo de que el derecho a la reelección indefinida es un derecho humano. Entonces, tenemos una oposición que se centra en estos aspectos democráticos, pero que en relación al tema de la agroindustria, el agronegocio, este sector agroempresarial, no plantea nada alternativo, algunos más bien lo que plantean es fortalecer mucho más esta orientación del gobierno. No veo opciones político partidarias que quieran un curso de acción diferente en relación al gran agronegocio. Casi todos los programas de los partidos dan muy poca importancia al tema de la naturaleza, no mencionan el tema de los derechos de la Madre Tierra. El gobierno, es el único que lo menciona, pero como ellos mismos lo confiesan es sólo para promoverlo en foros internacionales, no plantea ninguna medida para hacerlo realidad en Bolivia. La oposición no hace eje en este tema. Comunidad Ciudadana tiene algunos planteamientos importantes en relación al medio ambiente como, por ejemplo, la generación distribuida de electricidad, pero cuando llega al Oriente prefiere no tocar el problema del agronegocio. Ninguno de los partidos se pronuncia contra de las mega hidroeléctricas, mucho menos cuestionan Rositas que es la mega hidroeléctrica que quieren construir en Santa Cruz.

JW: Bueno, este es el terreno partidario. Has mencionado que un error del primer gobierno de Evo Morales fue la integración estatal de los dirigentes sociales, entonces: ¿cuál es el escenario de los movimientos sociales en esta coyuntura?

PS: Muy malo, todos queríamos que el gobierno gane la segunda elección y que gane por harto para acabar con la resistencia de la oligarquía. Pero, muy poco tiempo después de que obtuvieran los dos tercios en el parlamento empieza a imperar una ideología dentro del gobierno, de la cual Álvaro García Linera es su máxima expresión que es: no aceptamos librepensantes, no puede haber librepensadores. Aquí todo el mundo se tiene que cuadrar con lo que dice Evo Morales y Alvaro Garcia Linera. Entonces lo que han hecho es debilitar a las organizaciones sociales, convirtiéndolos en simples repetidores de lo que dice el gobierno, no tienen una posición crítica ni propositiva. Los movimientos sociales están mucho peor de lo que estaban antes de la Guerra del Agua. Tienen menor capacidad de autonomía, de proposición, de autodeterminación. Aquellos que se le han enfrentado al gobierno, han sido divididos, criminalizados y en algunos casos detenidos. El miedo se ha generalizado. En el gobierno hay mucha gente que no está de acuerdo, pero no lo van a manifestar públicamente porque pueden perder su empleo. El que quiere conservar su puesto de trabajo tiene que aceptar la línea que viene de arriba. Es un tipo distinto de totalitarismo al de las dictaduras militares. Son mecanismos en algunos casos más perversos y en otros casos más sutiles para acallar a quienes tienen una posición diferente.

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JW: En esta coyuntura, ¿cuál es la posición de las entidades empresariales oficiales, la CAINCO y los otros? ¿Ellos están abiertamente apoyando algunos partidos más que otros? ¿Ellos quieren que el MAS gane o la oposición? ¿Dónde está el capital doméstico e internacional en esta contienda?

PS: Públicamente no se van a manifestar. Lo que buscan es hacer negocios y apostar a todos los ganadores posibles. Si gana Evo van a seguir con Evo. Si por alguna circunstancia gana la oposición van a estar con ella. Actualmente no están haciendo una campaña pública a favor de uno u otro candidato sino pensando en sus bolsillos.

JW: Pero, a pesar de su aparente neutralidad, ¿ellos están financiando sutilmente? ¿Ellos tienen partidos favoritos?

PS: Bueno, no se puede decir abiertamente, porque abiertamente no se manifiestan, entonces no se puede presentar ninguna evidencia.

JS: ¿No hay financiamiento abierto de campaña?

PS: ¿De manera pública? No. Por abajo todos deben estar recibiendo algo. Por ejemplo Bolivia Dice No con toda seguridad debe tener financiamiento de sectores del agronegocio. Bolivia Dice No es el partido que a ellos más los representa. Bolivia Dice No plantea que hay que exportar el modelo de Santa Cruz al resto del país. Hay que hacer un plan de Amazonía exportadora.

La oligarquía cruceña ha aprendido que primero hay que precautelar sus negocios, no se va a enfrentar con el gobierno, menos aún cuando tiene tantos beneficios. No va a hacer una campaña abierta contra el gobierno. Por abajo puede estar financiando a fulano o a zutano, pero además sabe que Bolivia Dice No no tiene posibilidades de ganar estas elecciones, entonces, ¿por qué lo haría?

JW: La crisis global económica de 2008 empezó a impactar en muchas partes del Sudamérica desde 2012 más o menos, depende del caso. Pero había un tipo de excepción en Bolivia, con un crecimiento y estabilidad macroeconómica más alto. Es evidente que el gobierno advierte siempre este hecho. Entonces, por un lado, ¿cuál es la explicación de este crecimiento económico boliviano, en contraste con la crisis abierta en Argentina, Brasil, Venezuela, etc? ¿Y va a durar por un tiempo o qué va a pasar económicamente en Bolivia?

PS: Lo que pasó no ocurrió sólo en Bolivia, también fue en Brasil, Venezuela… Aquí se vivió un boom, a pesar de la crisis del 2008 porque los precios de los commodities y, en particular del petróleo, subieron hasta el 2014. La crisis empezó ese año cuando los precios del petróleo empezaron a caer.

Hasta el 2014 Bolivia, y varios de los países en la región, estaban en ascenso gracias a un modelo exportador de ciertos productos que tenían un precio alto en el mercado internacional. La crisis empezó en Bolivia cuando el precio del petróleo baja hasta casi menos de 40 dólares el barril, habiendo estado por arriba de los 100 dólares el barril, y el precio del petróleo incide en el precio de venta del gas de Bolivia a la Argentina y al Brasil.

El gobierno logró acumular muchas reservas internacionales durante el periodo del boom. Las reservas internacionales llegaron a los 15.000 millones de dólares. Antes de llegar al gobierno, las reservas internacionales no pasaban de los 1.000 millones de dólares, creo que nunca llegaron a los 2.000 millones de dólares.

Para evitar que la crisis repercuta, el gobierno empezó a gastar las reservas internacionales, empiezó a endeudarse. Hoy día el endeudamiento externo esta por alrededor de un 25% del producto interno bruto con una tendencia creciente. El gobierno vende bonos del Tesoro General de la Nación en Wall Street, que es otra forma de endeudamiento. De esta forma ha ido paliando la crisis. Ha controlado la crisis por las elecciones de octubre. Después de las elecciones, cualquiera que sea el ganador va a tener que aplicar un paquetazo económico. Es casi imposible mantener el dólar a 6,96, cuando uno ve cómo ha caído el dólar en la Argentina y Brasil. La caída ya ha empezado, sólo se ha evitado que se sienta temperalmente a través de una fuerte inversión pública. Lamentablemente, estas inversiones del Estado no han sido hechas en sectores productivos rentables. Hay mucha inversión en sectores de infraestructura. Los que han ido a sectores productivos han sido mal escogidos, por ejemplo, el ingenio azucarero en San Buenaventura o la planta de urea… Es decir, estas inversiones no han generado un nuevo polo económico productivo que vaya a generar recursos en el corto plazo.

La economía actual ya no es una economía que depende principalmente de la exportación de gas natural, como fue hasta el 2014. Hoy son los minerales y en tercer lugar el agronegocio. Pero la situación internacional es grave por la caída de los precios de la soja. El gobierno mantiene a este sector con subsidios, pero no los puedes mantener eternamente. Después de las elecciones vamos a ver una elevación en las tarifas del gas, el diesel, la gasolina y la luz eléctrica.

JW: ¿Crees que Evo va a ganar en la primera ronda o hay posibilidad de no ganar?

PS: No sé, porque Bolivia es un país muy cambiante. Hace un mes atrás todo apuntaba a que Evo ganaba en la primera vuelta, hoy no se sabe. El impacto de este desastre ecológico que han sido las quemas le ha afectado. Cómo se va a recuperar o no en las próximas semanas o días, no sabemos. En todo caso nadie va a ganar en la primera vuelta. Va a haber una segunda vuelta. La posibilidad de que Evo gane en la primera vuelta, hoy, no la veo posible. Pero puede cambiar, Bolivia es un país muy dinámico.

JW: ¿Cómo entiendes la situación política boliviana dentro de las dinámicas regionales? Por ejemplo, hay un surgimiento de la derecha extrema en Brasil y el posible retorno de (Kirchner) Fernández-Fernández en Argentina. Entonces hay una situación cambiante también al nivel regional. ¿Cuál es el papel de Bolivia dentro de esta dinámica regional?

PS: Para el gobierno de Evo Morales lo mejor sería un retorno del kirchnerismo en la Argentina, le daría oxígeno y el gobierno apuesta a eso. Probablemente el gobierno va a prolongar más la mantención de ciertos subsidios que si viene un gobierno más neoliberal. Pero hay un momento en el cual no puedes seguir prolongando los subsidios aunque quieras porque no has creado una nueva estructura económica que te permita hacerlo. Si Evo gana va aplicar un paquetazo económico, sea de manera gradual o en forma de shock. No veo opciones en la región que estén planteando un verdadero cambio que nos saquen de este círculo vicioso entre populismos de derecha y populismos de izquierda, que tienen discursos y algunas políticas diferentes, pero que en esencia ambos apuestan a un modelo económico extractivista para la exportación en detrimento de sectores de la naturaleza.

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JW: En el caso brasileño, cuando Dilma introdujo un paquete de austeridad en 2014, después viene la campaña en contra de esto. Fue el comienzo del proceso que resultó con Bolsonaro. Entonces hay peligros políticos que acompañan la implementación de austeridad por gobiernos progresistas. Si tienes razón en el caso de Bolivia si Evo gana e implementa un paquetazo, ¿cuáles serán las complejidades políticas en futuro inmediato?

PS: Si Evo gana la derecha se va a radicalizar y si no gana tenemos en 5 años una situación parecida a la Argentina. Porque quien tendrá que aplicar las medidas duras será un gobierno de la oposición, de Carlos Mesa. Una vez que las empiece a aplicar será incinerado por la población y el MAS, y Evo se mostrará como el salvador. En el fondo no hay una propuesta estructural diferente ya sea que gane uno o otro en relación a un sector clave como es el agronegocio.

JW: ¿Cuál es la estrategia entonces de personas como tú, que tienen una perspectiva independiente del gobierno desde la izquierda? ¿Qué hacer en este momento? ¿Construir un movimiento en el periodo mediano o largo, reconstruir algo o qué hacer?

PS: Entre estos dos polos no hay una alternativa. Hay que construir y reconstruir algo diferente, y aprender de nuestros errores. Porque tuvimos movimientos muy fuertes hasta el 2006, hasta que llegamos al gobierno. Entonces tenemos que ser muy autocríticos de los errores que cometimos para que los nuevos movimientos no los vuelvan a cometer. A estas alturas, la dicotomía entre esta izquierda y esta derecha no es de fondo. No se trata de construir otro caudillo para que hacer frente a Evo Morales u otro partido neoliberal, se trata de reconstituir el tejido social de los movimientos sociales y de nuevos actores para que empiecen a autogestionarse, autoorganizarse. Ese movimiento, hoy por hoy, es muy incipiente en Bolivia.

Hace 14 años no era ese el caso, había un movimiento muy autogestionario, autónomo y movilizado. Recomponer eso va a ser duro. Lo grave es que esta desestructuración de los movimientos sociales, del sujeto social, no la hizo un gobierno de derecha, sino un gobierno de izquierda. El sujeto social logró sobrevivir en Bolivia, a pesar de la represión y la brutalidad de las dictaduras y las políticas de los gobiernos neoliberales. En algunos momentos fue muy golpeado. Pero en este gobierno, nuestro propio gobierno, al que dimos origen, se produjo un fenómeno terrible: La comunidad indígena, aymara, quechua, que resistió la colonización durante 500 años hoy está muy debilitada porque el gobierno indígena promueve una visión muy consumista, muy desarrollista, muy de una modernidad occidental. Entonces las comunidades aymaras, quechuas y su visión alternativa a través del Vivir Bien, hoy es más débil de lo que era antes de llegar al gobierno. Debió haber sido exactamente lo opuesto.

JW: Cambiando temas, ahora centrémonos en la catástrofe de la Chiquitanía. En términos generales, ¿cuál es la dimensión de la gravedad de este y cuál es el significado de esto?

PS: Bueno, en términos cuantitativos se habla de un área quemada de 1.800.000 hectáreas, es una superficie más grande que el TIPNIS. (Actualmente ya son más de 5,3 millones de hectáreas). El Ministro de Defensa decía ayer: «Pero no todo era bosque, sólo quinientas mil hectáreas eran bosque». Con el dato de 500 mil hectáreas de bosque quemado, es una catástrofe. El 2016 que fue un año de alta deforestación se deforestaron casi 300.000 hectáreas. Ahora estaríamos superando las 500.000 hectáreas deforestadas. Según un informe de focos de calor de los satélites de la NASA, un tercio de los fuegos son en áreas protegidas de Bolivia, ¡es impresionante! y diez por ciento de estos fuegos son en bosques primarios que nunca se tocaron. Es terrible desde la perspectiva de los bosques, de las emisiones de gases de efecto invernadero, de la vida animal y de los ecosistemas. Son sistemas de vida que están siendo destrozados. Esto va a tener impactos sobre el agua y las lluvia no sólo en esas zonas si no en otras regiones. Estábamos acelerando la sexta extinción de la vida en la Tierra.

PS: Lo que debió hacer el gobierno es lo que proponía en un principio. Cuando llegamos al gobierno dijimos no vamos a apostar por el agronegocio, vamos a apostar por una agroecología comunitaria, fundamentalmente pensada en el mercado local, que preserve la naturaleza. Pero el gobierno, que antepone su reelección, prefirió hacer acuerdos con el agronegocio y este es el resultado.

Otras opciones son posibles. Por ejemplo, si uno quiere exportar carne puede hacerlo pero en menores cantidades y con un límite. Carne producida de manera ecológica, sin dañar los bosques, carne a un precio más alto dirigida a mercados de consumidores que están dispuestos a pagar más para preservar los bosques. Para eso hay que reorientar totalmente las actividades agropecuarias para que convivan con el bosque y no se desarrolle a costa del bosque. Promoviendo exportaciones de castañas, de asaí, en fin de una serie de otros productos que están en el bosque y que no necesitan tumbarlo para cultivar.

Desde el punto de vista del litio, Bolivia también tiene una oportunidad si lo haces de manera apropiada, igualmente en relación a la energía solar ya que es uno de los países con mayor radiación solar.

Esto implica romper con la visión del modelo desarrollista.

 

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