¿Quiénes somos?

Desde el Colectivo de Comunicación Contrahegemonía y a través del portal “Contrahegemoníaweb: apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular” aspiramos a conformar un espacio de intercambio, debate e intervención comunicacional que esté imbricado con las luchas populares. Buscamos aportar a que su praxis y sus singularidades plebeyas se anuden, se hermanen y se potencien. Entendemos así que éstas son un punto de partida ineludible de cualquier elaboración política.

Creemos que es el abajo sublevado y la lucha de clases las que marcan la agenda y los trazos gruesos de una tarea tan urgente como necesaria: la reconstrucción del pensamiento y de estrategias emancipadoras que -minadas por la incidencia del capital en su fase neoliberal y fosilizadas por el llamado “socialismo real” y los populismos reciclados- resultan imprescindibles para acabar con la opresión del capitalismo imperialista y patriarcal e iniciar una transición socialista.

Nos reconocemos en las luchas ancestrales contra la dominación y la explotación, nos identificamos con quienes a lo largo de la Historia se organizaron y dieron batalla en todos los rincones del mundo. Con quienes triunfaron en la Revolución, pero también con quienes, habiéndolo intentado, sufrieron la derrota. La historia de los Pueblos siempre deja enseñanzas para quienes se enervan frente a la violencia de la desigualdad para continuar la lucha.

Reconocemos como antecedentes más próximos en el tiempo de la revitalización del horizonte emancipador a la sublevación zapatista que, al tiempo que sepultó el supuesto “fin de la historia”, colocó como pilares de una estrategia de transformación social a la autonomía y a la construcción del poder popular. También el aliento de las multitudinarias movilizaciones antiglobalización que, como en Seattle y, más tarde el Alba de los Movimientos Sociales, trazaron las líneas gruesas de un nuevo internacionalismo. Del mismo modo, los levantamientos populares que, echando a los gobiernos reaccionarios en Argentina, Bolivia y Ecuador a comienzos del nuevo siglo, cuestionaron radicalmente las instituciones de la democracia representativa y liberal, visualizada hasta entonces como única perspectiva posible. O el proceso de revolución bolivariana, que motivó a repensar la relación dialéctica de las clases subordinadas con el Estado, así como recolocó en agenda la integración de los pueblos nuestroamericanos.

Incluimos en este somero e incompleto recuento a las luchas de los pueblos originarios que enriquecen las estrategias populares con el concepto del “buen vivir”, la revalorización de lo comunitario, la denuncia del carácter colonial del “desarrollo” y la vital defensa de la naturaleza. También a las multitudinarias luchas feministas de las mujeres y disidencias sexuales que cuestionan masivamente en las calles la violencia machista, el cisexismo y la imposición clerical de la prohibición del aborto, mientras conmueven en sus cimientos las viejas instituciones y organizaciones políticas y sindicales. Así como enriquecen las miradas y agendas populares al poner en conexión al capitalismo con el patriarcado y el racismo, echando luz a la construcción del sujeto popular colectivo y a su unidad en la diversidad.

Una y otra vez los pueblos salen a la calle a lo largo y lo ancho del mundo, contra los padecimientos que produce la crisis civilizatoria del capital, por el hastío contra sus instituciones y partidos políticos. Salen por la vida y la dignidad. En esas calles se van gestando urdimbres colectivas y resurgen oportunidades para que nazcan o reflorezcan nuevas alternativas populares emancipatorias.

“Contrahegemonía” nace cuando en Argentina y en todo el mundo la civilización de muerte generada por el capitalismo se va topando con sus propios límites, mientras un nuevo ciclo de luchas enfrenta el desafío de superar sus propios límites. Esperamos aportar a constituir un canal facilitador para la actualización –permanentemente, como corresponde– de las narrativas, las ideas, los proyectos y estructuras orgánicas (con una organicidad que no atente contra la autonomía y la prefiguración) de las nuevas alternativas emancipatorias que emergen de las entrañas de los pueblos. Buscamos aportar a visibilizar la lucha y creatividad popular. Y eso sólo puede hacerse conjugando pasados de luchas y resistencias a la luz de conceptos y miradas creativas. Aspiramos a que “Contrahegemonía” refleje y constituya uno de los canales que aporte a su elaboración.

Vivimos un tiempo donde el arte de dominar se complejiza cada día más, echando mano a herramientas tecnológicas muy avanzadas de la llamada “Big data”, la concentración de medios y su cada día más evidente rol político. Necesitamos entonces de espacios alternativos de medios, lugares de intercambio, discusión y pensamiento que aporten –aun desde nuestro modesto lugar- a la disputa intelectual y cultural que lleva adelante nuestro pueblo. ContrahegemoníaWeb se propone así dar la batalla desde la reflexión, donde la praxis de la resistencia encuentre entendimientos que nos permitan avanzar hacia un proceso de ofensiva, de superación sistémica del capitalismo, tarea imposible si no pensamos, analizamos y teorizamos sobre los procesos de cambio, la historia de nuestros pueblos, las alternativas y horizontes de futuro.

Pretendemos un espacio para pensar-hacer la política popular. Para pensar el poder popular, en la resistencia y más allá de la resistencia. Opuesto al fetichismo del poder y a los modos y simulacros de la política pro-sistémica. Una política altiva, que no se subordine a ninguna ley o razón material o jurídica. Un espacio abierto a las expresiones de izquierdas que aspiran a participar de un amplio movimiento que no se coloque por fuera, por encima o por delante de las luchas populares y que no se consideren poseedoras de líneas correctas o verdades prefabricadas, ajenas a la actividad práctica objetiva de lxs sujetxs históricxs. Se trata de apostar, experimentar, discutir, probar, ganar o perder, barajar y dar de nuevo.

Sabemos que los saberes políticos emancipatorios acumulados por nuestro pueblo están ahí, como cicatrices imborrables que no pueden ocultar los pliegues sucesivos. Sabemos que el atesoramiento (en doctrinas, formulas o papeles) no es la mejor formar de disponer de esos saberes. Es más, puede contribuir a convertirlos en adorno ideológico. Hay que ponerlos a jugar en las construcciones de nuestro pueblo. Ponerlos a prueba todo el tiempo. Ajustarlos. Desecharlos. Convidarlos. Puede que todo este cúmulo de deseos resulte desmesurado, pero en un mundo y en un tiempo donde las formas dominantes del poder tienden a vaciarnos de sueños (incluso al interior de los espacios “transformadores”) no cabe otra que apelar a la desmesura.